Alberto, rodeado, solitario (¿y final?); y Massa al acecho

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Por Julio Villalonga *

La crisis política en el gobernante Frente de Todos (FdT) se acerca a un umbral de definiciones impostergables. Esto creen Cristina Kirchner y Sergio Massa, pero no todavía Alberto Fernández.

La reunión con la “liga de los gobernadores” que mantuvo el Presidente en la Casa Rosada, este miércoles, fue ilustrativa de esta situación. Los recibió junto a Juan Manzur, un colega de ellos y actual jefe de Gabinete en lo que fue un doble mensaje: hacia los mandatarios provinciales, que le pidieron que lo mantenga en su puesto (“Es el jefe de nuestra sucursal en Buenos Aires”, graficó uno de ellos a este medio); y hacia Massa, sosteniendo que -por esto mismo, el necesario equilibrio interno en la coalición de gobierno-, ese puesto seguiría sin estar disponible para el tigrense.

Massa ya tiene claro esto. Por eso reclama el control de las herramientas económicas pero ya no la coordinación de los ministerios, un instrumento político-administrativo. Lo que el presidente de la Cámara de Diputados quiere es el completo manejo de los resortes económicos que le permitan domar la crisis cambiaria para enderezar la economía y marchar hacia una campaña con alguna posibilidad de ganar las presidenciales del año próximo. Sería el cielo o Devoto.

Sin este control, que Alberto F. se resiste a darle, la llegada de Massa al gabinete no tiene sentido para él, como tampoco lo tendría para el gobierno. Nada cambiaría si solo entrara como jefe del Palacio de Hacienda con las competencias que tiene hoy Silvina “Quilombo de órdago” Batakis, la reemplazante de Martín Guzmán, lo que explica por otra parte la salida del discípulo de Joseph Stiglitz. El “pliego de condiciones” que el jefe del Poder Ejecutivo no digiere incluye la entrega de los ministerios que tienen vínculo con la generación y la administración de divisas, esto es el de Economía, el de Producción y el de Agricultura, pero también el Banco Central y la AFIP. En todas estas reparticiones hay, hoy, funcionarios del riñón del nonato “albertismo”.

Es condición necesaria, para que Massa se haga cargo de sostener al gobierno hasta las elecciones del año próximo, que el primer mandatario le ceda esos resortes de poder. Se verá si es suficiente, en caso de que lo haga.

Ni Alberto ni Cristina podrán ser candidatos el año próximo, cada uno por distintas razones que no viene al caso comentar aquí. Y con la deriva actual, cualquier postulante del FdT va camino a un cadalso electoral. Todos lo dan por descontado. Pero faltan solo ocho meses para que se inicie el cronograma electoral con los comicios en la primera provincia.

Quizás para que el titular de la Cámara baja no vea allanado completamente su camino, CFK sigue alentando al gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, para la jefatura de Gabinete. Un poco porque nunca toleró del todo a Manzur –que llegó con ínfulas de postulante presidencial que muy pronto se diluyeron- y otro poco porque quisiera mantener algún espacio con alguien de peso dentro de un futuro “superministerio” en manos del “massismo”, en el que -como todos- no confía.

En cualquier caso, lo problemático es que Massa debería hacerse cargo de llevar adelante el ajuste acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el que la vicepresidenta atrasó todo lo que pudo la firma de ese pacto por parte de Guzmán. Y que fue desde siempre la piedra de toque con el exjefe del Palacio de Hacienda. ¿Habrá quedado explícito esto en la reunión que mantuvieron el martes en las oficinas del primer piso del Senado? No creemos, pero ambos lo saben.

Antes de esta crisis, descontando una derrota nacional, se afirmaba que la dos veces expresidenta se concentraba ya en “salvar la ropa” de lo que queda aún con votos del FdT, el “cristinismo” en la provincia de Buenos Aires, con su hijo Máximo como heredero. Avalando la entrega a Massa de la gestión económica, en este contexto, ¿no terminaría de hipotecar el futuro de su retoño político? ¿O habrá llegado a la conclusión de que la situación es de tal gravedad que no caben más especulaciones?

Hasta los comentaristas de los medios oficialistas han comenzado a criticar el “autismo” del “gobierno de Alberto”. La ausencia de un “comando único”, la ralentización en la toma de decisiones, las idas y venidas en medio de la tormenta desatada por la salida de Guzmán pero incubada por más de un año y medio por un “bifrontismo” enfermizo, han terminado por licuar el escaso capital político y simbólico de un Ejecutivo sin rumbo.

Un gestor de fondos de inversión que participó este martes de la reunión con Batakis en Nueva York relató anoche a Gaceta Mercantil que la ministra se mostro “solvente técnicamente”, incluso “menos dogmática” que su antecesor, pero quedó flotando en el aire la duda acerca del respaldo político con el que cuenta, habiendo llegado por descarte y luego de varias rondas al Palacio de Hacienda.

Que Massa termine reemplazándola a menos de un mes de asumir no sería una buena señal, salvo que la superestructura a su mando la incluya. Scioli, a esta altura, no diría nada si le piden que dé un paso al costado, convencido como está de que su arribo al Ejecutivo fue una mala decisión.

La fruta amarga para el Presidente sería entregar la presidencia del Banco Central y la jefatura de la AFIP. Si ya su poder ha quedado mermado, prácticamente su gobierno sería formalmente una cáscara vacía. Y a esto se resiste. No parece que pueda hacerlo por mucho más tiempo.

  • Director de Gaceta Mercantil

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