La confitería “La Ideal”, ubicada en el microcentro porteño, en la calle Suipacha al 384, es uno de los tantos cafés notables como los afamados El Tortoni, La Giralda y Las Violetas, entre muchos otros.
Lo distintivo de este local, abierto en 1912, es que fue construido como la pretensión de asemejarse a un palacio francés, cuando a través de su arquitectura, la aristocracia de Argentina miraba y buscaba parecerse a Europa.
A pesar del prestigio del que gozó por más de cien años, con el paso del tiempo su calidad decayó, haciendo que el servicio se deteriore hasta tener que cerrar sus puertas.
Sin embargo, para alegría de los habitués que no habían perdido la esperanza de volver algún día a sentarse a algunas de sus 150 ubicaciones, hace tres meses reabrió su salón.
Atiende desde las siete de la mañana hasta bien entrada la noche. La hora pico es, sin dudas, a la tarde: el momento predilecto para tomar el té, como siempre fue esta confitería que fue emplazada donde antes había un conventillo por el inmigrante español Manuel Rosendo Fernández.