Milagro Sala

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1- Sólo para decir que me resulta penosa la detención de Milagro Sala. Aunque se la libere, el gesto y la intención de detenerla ya resultan inaceptables -parecen una muestra de venganza- como también el tramitar los conflictos sociales a través del Código Penal, y el Código Penal a través del uso de las penas de privación de libertad.

2- El segundo comentario que quiero hacer a partir del episodio es la molestia que me causa quienes piensan que uno es como ellos, es decir, los que creen que uno está dispuesto a callar los crímenes y atrocidades que conocen, por cuestiones de cálculo político, como hicieron ellos; no, no somos iguales. Ustedes callaron sin justificación, y uno no tiene razones para encubrir ningún crimen. Erraron también en esto: en pensar que ser anti-kirchnerista lo convertía a uno en macrista. ¡Qué pena que da, que se hayan rodeado de gente así! ¡Qué pena que hayan aceptado no decir lo que sabían que había que decir, para no molestar a los que estaban en el poder!

3- Finalmente, el episodio Milagro Sala vuelve a mostrar lo que ya parece un lastimoso rasgo definitorio del macrismo en el poder: reconocer algunos problemas efectivos, pero obrar luego frente a los mismos de modos inaceptables. Es un problema serio tener una Corte incompleta, pero es inaceptable haber procedido como se procedió en la materia (aun habiendo retrocedido como se retrocedió: debió asumirse explícitamente el error procedimental cometido, y obrarse en consecuencia, con las excusas y el propósito de enmienda del caso). Es un problema serio tener un AFSCA funcionando de modo aberrantemente parcial, y conducida por quien no ha tenido problemas en actuar de modo ilegal, arbitrario y descaradamente partisano. Sin embargo, otra vez, no se debió remover al maleante de turno del modo irregular e inapropiado en que se lo hizo. En el episodio Milagro Sala otra vez. Creo -es mi sola opinión- que el que fuera un valioso proyecto popular terminó desbarrancándose hace años, para asumir rasgos abiertamente violentos y delictivos. Sin embargo, una vez más, tales graves fallas -que asumo existieron- deben probarse y decidirse judicialmente y con cuidado, dejando para último lugar la herramienta penal, y como último recurso la posibilidad del encierro. Mucho más, cuando ninguna de las imperdonables faltas cometidas por Milagro Sala niega la presencia de problemas sociales gravísimos, ni la existencia de un movimiento social importante, ni la ocurrencia de movilizaciones populares que requieren siempre de un resguardo y una atención especiales. Los procedimientos impulsados desde el gobierno, entonces, otra vez (aunque en este caso estén mediados judicialmente) implican contaminar y degradar la sustancia de la cuestión. Lo dijimos hace tiempo: el presidente tiene algunos muy malos e influyentes asesores legales, y algunos pésimos e influyentes consejeros políticos: todos ellos insisten en que hay que “mostrar autoridad”, y consideran que “las formas institucionales no importan.” Como suele ocurrir, van a recibir una herida de muerte por el mismo lugar por el que pretenden asestar su golpe triunfal y definitivo.

* Abogado, sociólogo y académico especialista en derechos humanos, democracia, filosofía política y derecho constitucional e igualdad. De su blog http://seminariogargarella.blogspot.com.ar/

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