Esta columna en \”La Nación\” de Beatriz Sarlo la muestra en toda su lucidez. Para la pensadora, \”todo tiempo pasado fue distinto, y comprender el presente supone entender bien esos detalles diferentes\”. Y se pregunta por qué la actual insistencia en el nombre sin la misma insistencia en la imagen del presidente muerto.
El mausoleo sobre la tumba de Kirchner es un monumento fúnebre, al cual tienen derecho (si sus allegados lo juzgan necesario y pueden pagarlo) muchos otros muertos, hayan sido hombres públicos o privados. El monumento a Kirchner que se inaugurará en Río Gallegos abre, en cambio, una serie probable de estatuaria oficial. Pero a Kirchner no se le han levantado estatuas en vida. En consecuencia, el paralelismo con otros capítulos del siglo XX debería tomar en cuenta que la historia es interesante por sus cambios. Todo tiempo pasado fue distinto, y comprender el presente supone entender bien esos detalles diferentes.