La elección, el pasado domingo, de Carlos \”el Gringo\” Soria como gobernador de Río Negro en apariencia abrió un pequeño flanco dentro del oficialismo. Lo comentó el editorialista K de \”Página/12\”, Horacio Verbitsky. Y nadie salió a contestarle. El \”precio\” de las alianzas.

El triunfo de Carlos Soria en las elecciones a gobernador de Río Negro, el domingo pasado, abrió una muy pequeña grieta hacia adentro del oficialismo, que se encamina sin sobresaltos hacia la reelección de la presidente Cristina Kirchner el 23 de octubre próximo.

La fisura es interesante sólo porque provoca una discusión pendiente entre las muchas que la política local mantiene abiertas: para retener el poder, ¿cualquier aliado es aceptable?

La pregunta surge de la columna que el periodista Horacio Verbitsky escribió el domingo pasado en el diario \”Página/12\”, titulada \”La vergüenza de haber sido\”, que fue ilustrada con una foto ya publicada por el autor, en la que se ve nsonrientes a Soria y al criminal de guerra nazi Erich Priebke, en una cena celebrada en Bariloche hace una década.
Debemos decir, antes de continuar, que la alianza de Soria con la Casa Rosada se remonta a un año atrás, cuando nadie en el kirchnerismo soñaba con contar con un panorama electoral tan favorable como el actual.

No obstante, la nota de Verbitsky, publicada el día de la elección rionegrina y cuando se sabía que Soria tenía posibilidades de ganar, cobra importancia porque le marca a la política de Cristina un límite ético. Dice el columnista filokirchnerista: \”Es cierto que el primer deber de un liderazgo político cuando hay elecciones es ganarlas\”. Pero, de inmediato, advierte que \”no a cualquier precio\”.

A partir de esa línea, Verbitsky enlaza un recordatorio de la trayectoria política de Soria, en el que destaca su actividad como jefe de los espías durante el interinato de Eduardo Duhalde, aún hoy el jefe político del ahora gobernador electo de Río Negro. Al frente de la ex SIDE, Soria fue denunciado por la entonces senadora nacional Cristina Kirchner por haber ordenado espiarla, tanto a ella como a su esposo, el entonces gobernador santacruceño.

Verbitsky \”despacha\” a Soria en un subtítulo cuando lo trata de \”chanta\”, la mejor definición para un hombre que ha vivido y ha militado sin que los escrúpulos fueran su norte.

El \”Gringo\”, como se lo conoce en Río Negro, no era para nada la primera opción de Cristina, que en esa provincia se ha sentido mucho más cómoda en los últimos tiempos con el radicalismo K, que llevó a César Barbeito como candidato a gobernador.

El PJ rionegrino, que llegará al poder luego de 28 años de gestión radical, podría considerarse un peronismo \”Zelig\”: siempre cambió de color según el viento nacional, lo que lo condenó a ser oposición hasta que el \”huracán Cristina\” terminó por aupar a cualquier candidato que aparezca al lado de la Presidente en un afiche de campaña, aunque se trate de un perro caniche.

Así lo relata Verbitsky: \”Los dos candidatos (Soria y Barbeito, NdA) han hecho campaña con fotografías de Cristina, que nunca se pronunció sobre las elecciones provinciales, aunque a fines del año pasado y a principios de éste recibió a Soria, a quien acompañaba su resignado rival interno, Miguel Pichetto. Otro kirchnerista de Río Negro, Osvaldo Nemirovsci, recibió un cordial pedido de permanecer en la coordinación general del Sistema de Televisión Digital Argentina. La cuñada de Cristina, Alicia Kirchner, sus vices nacional y bonaerense, Amado Boudou y Gabriel Mariotto, realizaron actos en Río Negro en favor de Soria, a quien le encontraron una dentadura más perfecta que la de Felipe Solá. Desde un punto de vista cuantitativo, el gobierno nacional no pone nada en juego, en una provincia cuya incidencia en el padrón nacional no pasa del 1,3 por ciento del total y en la que ambas fórmulas apoyan a Cristina. Pero en cambio la proximidad con Soria marca un serio déficit cualitativo. El candidato, y actual intendente de General Roca, es uno de los personajes más oscuros de la larga década menemista-duhaldista y pesan sobre él cargos éticos y políticos ilevantables\”.

Ilevantable es el párrafo que sepulta a Soria. Con este texto el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) aspiraba, al menos, que Cristina no recibiera al mandatario electo en la Casa de Gobierno, cosa que se concretó este martes por la tarde luego de febriles negociaciones por pare de los operadores que lo instalaron como candidato.

El planteo de Verbitsky, según un alto dirigente del kirchnerismo, es para \”marcar diferencias entre él, que es un influyente y un fiscal, el defensor de la pureza étnica del cristinismo, y los que tenemos que hacer política todos los días con las patas metidas en el barro\”. Parece un exceso.

Es tan cierto que el columnista de \”Página\” no arriesga mucho si admite una defección ética del Gobierno y que, incluso, muestra una dosis de independencia, como que el propio Gobierno no se ha ahorrado alianzas \”complicadas\”. El pragmatismo de los operadores kirchneristas hace que el \”caso Soria\” y la reacción de Verbistky, cuanto menos, sorprendan: entre otros, son candidatos o aliados del oficialismo Gildo Insfrán, en Formosa; Aldo Rico, que ahora preside el PJ en San Miguel; Carlos Menem para renovar su banca de senador por La Rioja (aunque en rigor no está en la lista K).

El kirchnerismo es idéntico en este punto al peronismo, que en todas sus etapas adquirió las formas políticas que más le convinieron, y los candidatos que mejor le acomodaban a su líder, se llamara éste Juan Perón, Carlos Menem, Eduardo Duhalde o Néstor Kirchner. Según el filósofo Ernesto Laclau, una de las características del populismo es su adaptabilidad ideológica, precisamente la marca en el orillo del peronismo, antes, y del kirchnerismo ahora. Algo que, es obvio, no ignora Verbitsky.

El \”precio\” al que alude en su columna del domingo, ¿es excesivo porque el resultado de octubre ya está garantizado? ¿O también era \”caro\” hace un año, cuando el kirchnerismo tenía que sumar de todos lados y no importaba el \”pelaje\” del candidato?

Se trata de una respuesta que el comentarista del kirchnerismo probableblemente nunca nos vaya a entregar.

*Director de gacetamercantil.com