El 6 de agosto de 1991, el inglés Tim Berners-Lee distribuyó el primer documento que describe la idea inicial de una red internacional de archivos de computadoras, el origen de la \”World Wide Web\”.
Por José Luis Cutello
Es difícil imaginar la vida sin ella, pero admitamos que hubo vida antes de la World Wide Web (WWW). Aquellos que rondan los 40 años recordarán con facilidad fatigosas tardes de consulta en hemerotecas, catálogos universitarios o bibliotecas detrás de un documento, un archivo o un dato esclarecedor para su monografía. Es que no había otra forma de hacerlo hasta el 6 de agosto de 1991, cuando Tim Berners-Lee distribuyó los primeros protocolos de la llamada \”Red de redes\” en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), situado cerca de Ginebra, Suiza.
Berners y un grupo de colaboradores crearon el \”lenguaje HTML\” (HyperText Markup Language), el protocolo de transferencia de hipertextos \”HTTP\” (HyperText Transfer Protocol) y el sistema de localización en la Web \”URL\” (Uniform Resource Locator), nada menos que la base de aquello que hoy denominamos con simpleza Internet.
Jeff Groff, quien colaboró con Berners-Lee en la creación de los códigos, aseguró hace poco a la BBC de Londres que la red se basaba en la visión de que \”los usuarios no tuvieran que preocuparse por la parte tecnológica\” como ocurría hasta ese momento con los complicados códigos tecnológicos. Para eso, los científicos crearon una especie de capa que invisibilizaba (como la de Harry Potter) la complejidad de datos que proliferaban en la red y los colocaba a mano a partir de una dirección http, bautizada estonces como \”Isla de información\”.
A principios de los años \’90, la posibilidad de acceder por una vía común a la información almacenada en miles de computadoras era tan atractiva, que decenas de ingenieros colaboraron con el proyecto o con ideas complementarias, como el Centro del Acelerador Linear de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. La primera gran prueba se realizó allí con una computadora de la empresa IBM y permitió a los físicos tener a su disposición unos 180.000 artículos y papers.
Así comenzó todo. A partir de entonces, Berners-Lee, Jeff Groff y otros colegas vinculados al proyecto de la Red se dedicaron a divulgar su creación en conferencias públicas y lograron que Marc Andreessen, del National Center for Supercomputing Applications de la Universidad de Illinois, formara el primer navegador para PC llamado \”Mosaic\”. Este fue no sólo el éxito definitivo de la WWW, sino también de la PC sobre la Mac o la Unix, los dos tipos de ordenadores que dominaban el escenario.
Otro de los grandes aciertos fue que, a partir de su desarrollo, la Web ofreció un espacio propio e individual a las personas, ya que hasta ese instante los archivos interconectados eran de uso exclusivo para las corporaciones o las universidades más importantes. De ese modo, se difundió la utilización de páginas entre los usuarios no especializados y se cambiaron para siempre los hábitos sociales con el intercambio de películas, literatura o música, además de un mundo de oportunidades para la libre expresión, como lo acaban de demostrar las revueltas en los países árabes convocadas por las redes sociales.
Recién a fines de 1994, año de su verdadera difusión entre los \”no expertos\”, el tráfico de la red superó al de otras redes universitarias preexistentes y nunca retrocedió. Actualmente, hay unos 100 millones de sitios web y otros tantos millones de blogs.
El padre de la criatura. Timothy John Berners-Lee nació el 8 de julio de 1955 en Londres y se licenció en Física en el Queen\’s College de la Universidad de Oxford. Sus padres eran matemáticos y trabajaron en el equipo que creó una de las primeras computadoras, la Manchester Mark I. A fines de los años \’70 y a mediados de los \’80, Tim trabajó en el CERN en un proyecto que lo acercaría a la WWW: un hipertexto para facilitar la participación en línea de varias computadoras a la vez, que desembocó en el lenguaje HTML. Su primer proyecto de Red fue presentado en marzo de 1989, pero no tuvo éxito. Sin embargo, lejos del desaliento este innovador mejoró el proyecto en los \’90 y puso en línea el primer servidor Web, que se encontraba en el laboratorio del CERN. Paralelamente, creó el primer directorio de Sitios Web con las pocas direcciones que había en esa época en el mundo.
Por supuesto, los méritos de su invento lo llevaron a recibir una innumerable cantidad de premios, entre ellos el de la Orden del Imperio Británico, con el grado de Sir, el Príncipe de Asturias, el de la Royal Society of Arts y el de Tecnología del Milenio.
Su idea se difundió a tal velocidad que de los 26 servidores que había en 1992 se pasó, apenas tres años después, a 200. Fue entonces convocado por el Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del Massachusetts Institute of Technology (MIT) para poner en marcha el proyecto W3C, un organismo internacional que estandariza la Web y que integran el ERCIM francés y la Universidad de Keio, en Japón.
Berners-Lee explicó en su libro \”Tejiendo la red\” que se considera \”el inventor y protector de la Web\” por lo cual la tecnología que produjo es libre y gratuita. Por eso que rechazó la creación de dominios como \”xxx\” y \”mobi\”, ya que dan un acceso restringido y están en contra del espíritu universal de la red. Como alguna vez lo soñara Karl Marx con la mundialización de la economía en \”Das Kapital\”, un científico nacido en Londres, con varios títulos \”honoris causa\” en su haber, llevó a la práctica un concepto que podría haberle hecho ganar miles de millones y, sin embargo, lo entregó como patrimonio de la humanidad.