Cuando no todo es ojo por ojo

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Una joven de 25 años fue atacada con ácido por un hombre despechado. Siete años después tuvo la posibilidad de hacerle lo mismo a su victimario, pero decidió perdonarlo.

De la Redacción

El Corán prescribe el \”libre por libre, esclavo por esclavo, mujer por mujer\”, para establecer la igualdad jurídica entre el agresor y el agredido. Y países como Irán la aplican con todo rigor. Allí, una joven mujer esperó siete años para poder aplicar la ley del Talión con el hombre que en 2004 le tiró ácido sulfúrico en la cara y la dejó ciega y desfigurada por no querer casarse con él.

Pero Ameneh Bahrami, que ahora tiene 32 años y vive en Barcelona, perdonó a su victimario a último momento, cuando él ya estaba frente a ella para recibir el castigo.

Cuando Majid Mohavedi, su agresor de 29 años, se arrodilló para recibir diez gotas de ácido en cada ojo, la mujer se arrepintió y dijo que no aplicaría la ley del Talión, aunque quería que su agresor la compensara con 150.000 euros para financiar su tratamiento médico.

\”Todo estaba listo para llevar a cabo la pena sobre los ojos de Majid, pero Ameneh lo perdonó cuando estábamos a punto de ejecutarla\”, anunció el fiscal general de Teherán, Abbas Yafarí Dolatabadi, y calificó la decisión de la mujer como \”un acto valiente\”.

La televisión estatal iraní mostró imágenes de la joven en una sala de hospital frente a su agresor. \”¿Qué querés hacer ahora?\”, le preguntó el médico a la iraní. \”Lo perdoné\”, respondió ella.

Al conocer la decisión, Mohavedi se largó a llorar y afirmó que Bahrami había sido \”muy generosa\” con él. \”Le doy gracias por su generosidad y me arrepiento en lo más profundo de mi horrible acto\”, afirmó entre lágrimas.

\”Durante siete años he tratado de conseguir que se cumpla la ley del Talión, pero hoy he decidido perdonarlo\”, afirmó Bahrami, quien admitió que en su decisión influyó el revuelo internacional que se inició con su caso. \”Daba la impresión de que todo el mundo estaba esperando a ver lo que hacíamos\”, sostuvo, y agregó que decidió perdonar a su atacante \”por varias razones\”. \”Lo hice por Dios, por mi país y por mí misma\”, puntualizó.

El drama ocurrió en 2004, cuando ambos jóvenes iban a la Universidad de Teherán y ella rechazó una propuesta de matrimonio de Mohavedi. Entonces él le tiró ácido en la cara. \”Cuando le pedí la mano y me dijo que iba a casarse con otro pensé en arrojarle el ácido en el rostro para que su novio la dejara\”, admitió.

En 2009, un tribunal iraní lo condenó a doce años de cárcel y a ser privado de la vista, en aplicación del \”ojo por ojo y diente por diente\” que la interpretación iraní de la sharia (ley islámica) mantiene de forma literal.

Incluso la mujer llegó a confesar: \”No es una cuestión de venganza. Quiero que sepa qué es lo que estoy sufriendo. Pero también quiero que sirva de ejemplo para que otras chicas no sufran el mismo martirio\”. Y recordó que durante el juicio él dijo que prefería que lo ejecutaran para no sufrir la ceguera: \”Por favor, mátame, pero no me quites los ojos, no quiero sufrir…\”, reclamó ante los jueces.

Bahrami afirmó que su agresor \”nunca mostró remordimiento ni pidió perdón\” y dijo que la familia de él la amenazó varias veces.

\”Su hermana y su madre insisten en que tengo que casarme con él. Antes de que me fuera a Barcelona, su hermana me llamó y me amenazó diciendo que si Majid pasaba un día más en prisión ella sabría qué hacer. Y cuando yo ya estaba en España, su madre quiso darle a mi madre cinco millones de rials (unos 400 euros) para convencernos de que no pidiéramos sus ojos. Decía que con ese dinero yo podría continuar mi tratamiento. Ni siquiera alcanzaba para cubrir los gastos en medicinas\”, relató la joven poco antes de perdonarlo.

La crueldad de la condena motivó el inicio de una campaña por parte de Amnistía Internacional y de otras organizaciones de defensa de los derechos humanos. El 14 de mayo, las autoridades judiciales suspendieron la sentencia sin dar motivos y, desde entonces, presionaron a Bahrami para que perdonara a su agresor, según admitió ella misma.

Y aunque decidió no aplicar la ley del Talión no renunció a lo que en la legislación islámica se conoce como \”precio de sangre\”, una compensación económica para resarcir el sufrimiento. Bahrami, que tuvo una veintena de operaciones y cuyo rostro aún está completamente desfigurado, pide que Mohavedi le pague el tratamiento que necesita, que costaría unos 150.000 euros.

Así, el hombre no podrá salir de la cárcel hasta que no pague ese dinero, monto inalcanzable para él.

A pesar de las operaciones a las que fue sometida, Ameneh no ve de ninguno de sus dos ojos. \”El izquierdo desapareció totalmente en el ataque con ácido. Recuperé algo de visión en el derecho, pero tras una infección lo perdí también a principios de 2007\”, reveló. Y los cirujanos creen que necesitará al menos cinco operaciones más para cambiar el aspecto de su rostro.

A pesar de todo, la familia de Bahrami también se mostró aliviada. \”Esto traerá más paz a mi hija que la venganza\”, dijo su padre.

En tanto su madre afirmó que está \”orgullosa de que Ameneh haya tenido la fuerza para perdonar a Majid\”. \”La no aplicación de esta pena calma a Ameneh y a nuestra familia\”, aseveró.

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