Joaquín Morales Solá la emprende, defraudado, contra toda la oposición. Más como diseñador político que como columnista.
Nunca Hermes Binner será candidato a vicepresidente de Ricardo Alfonsín si éste fuera aliado de Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires. También Roberto Lavagna le mandó decir a Alfonsín y a Eduardo Duhalde que no cuenten con él como candidato vicepresidencial. Alfonsín y Mauricio Macri le respondieron a Duhalde que no quieren por ahora acercarse a él, porque el ex presidente los comprometería ante sus respectivos votantes. De Narváez congeló las negociaciones con el radicalismo y prepara una alternativa de \”boleta corta\”; esto es, concurriría a las elecciones de octubre sin candidato presidencial si antes no es reconocido como un importante aliado nacional por el alfonsinismo.
La oposición parece ser la primera en haberse convencido de que Cristina Kirchner ya ganó. Sólo esa certeza explicaría tanta desorientación y, sobre todo, tantas deserciones cuando falta menos de un mes para que concluyan todos los plazos de inscripción de candidatos. Una mezcla inexplicable de egoísmos y de amateurismo, de escasa experiencia política y de exigua voluntad de poder, está conduciendo el proceso opositor. Son defectos expuestos ante la sociedad frente a un gobierno que ha hecho del marketing político su mejor producto. Embellece los errores, oculta los problemas.