En el MALBA se inauguró una notable muestra de parte de la obra del artista platense. El Sol y la Luz, sus obsesiones.

Por Nanu Zalazar

Se inauguró en el Malba la exposición de Emilio Pettoruti con 37 obras que muestran su producción de trabajos abstractos, expuestos cronológicamente para acercarse a la idea de cómo fue el camino individual que realizó el artista y de cómo su relación con futuristas y cubistas en Europa influenció en su forma de hacer sus trabajos.

Este artista platense, luego de pasar por la Academia de Bellas Artes de La Plata y de realizar algunas exposiciones, decidió recorrer el mismo camino que muchos artistas argentinos de principios del siglo XX y se fue a estudiar a Europa. Así es como con 20 años viaja a Venecia y se contacta con la vanguardia artística italiana, entre quienes estaba Filippo Tommasso Marinetti, pintor y autor del manifiesto futurista.

En 1917 se instala en Roma, donde realiza los más variados trabajos para sobrevivir. Allí traba amistad con Ardengo Soffici, Carlo Carrá y Giorgio De Chirico, entre otros.

La obra de Pettoruti podría dividirse en tres largos períodos: Europa (Venecia, Florencia, Roma y París) de 1914 a 1924; Argentina del \’24 al \’52; y Europa, esta vez residiendo en París entre 1953 y 1971, cuando muere a los 79 años.

Aunque se interesaba por relacionarse con las vanguardias, su búsqueda personal le permitió realizar de manera paralela obras figurativas y abstractas, o como en el caso de \”Los tres cigarrillos\”, exhibida en la muestra, donde se mezclan la figuración con la abstracción.

Las tres pequeñas acuarelas de la serie \”Los mosaicos\” también revelan ese carácter dual, de sorprendente belleza. Son naturalezas muertas realizadas con pequeñas y delicadas pinceladas que recuerdan a las figuras de los vitrales, disciplina en la que también trabajó.

Además se exhibe \”Vallombrosa\”, que es considerada una pieza clave del primer período. Es un óleo abstracto realizado en 1916 que si bien remite a la percepción de un paisaje con vegetación, tiene como eje la luz, que Pettoruti identifica como autónoma (de esta serie hay dos obras el óleo y otra en lápiz).

Los retratos exhibidos, entre los que figuran dos de su amigo el pintor Xul Solar, quién se fue alejando de sus amistades por su simpatía con el nazifascismo, responden a su período cubista, pero en ellos mantiene su mirada obsesiva para estudiar el comportamiento de las luces y las sombras.

En la famosa serie de las copas, de las que hay varias obras, Pettoruti presenta una superposición de planos y una visión cenital para representar la escena con una paleta restringida.

En su autobiografía titulada \”Un pintor frente al espejo\”, de 1966, el artista escribió \”No sé por qué. O mejor dicho lo sé. Porque en el Sol y en la Luz, encontré desde pequeño los mayores misterios, y porque estos elementos naturales ejercieron sobre mí, en razón de su propio sigilo, una atracción muy extraña…de ahí a pensar en aferrar el sol y meterlo en el hogar, que ha sido siempre uno de los grandes propósitos del hombre, mediaba únicamente un paso, y lo franqueé con resolución en los bocetos de 1939\”.

De todos modos ese tratamiento más concentrado se encuentra en toda su serie de \”Soles argentinos\”, que hablan a las claras de su diálogo íntimo con su propia tierra.

Pettoruti, según la curadora Patricia Artundo, no trabaja sobre temas –aún cuando éstos sean reconocibles, como el \”Retrato del poeta Alberto Hidalgo\”, de 1925, repetido en dos obras de esta muestra–, sino sobre \”motivos que constituyen el soporte sobre el cual ejerce sus investigaciones\”.

Sus obras, decididamente vanguardistas para la época, provocaron en su primera exhibición en la mítica Galería Witcomb un escándalo de proporciones, tanto de público como de crítica. En su biografía, Pettoruti cuenta: \”Se aproximaba la fecha de mi primera exposición y los diarios seguían lanzando bombas. Obtuve audiencia para invitar personalmente al presidente de la República, don Marcelo T. de Alvear, amigo de las artes. Me recibió con gran simpatía, me retuvo largo rato y me prometió ir al acto inaugural. Temiendo lo que presentía y veía avecinarse a través de distintos índices, le insinué que viniese de mañana para ver la muestra tranquilo (…). Alvear se mostró muy simpático, departiendo con todos nosotros; luego de contemplar atentamente los cuadros, me deseó buena fortuna más la \’chance\’ de salir indemne de la prueba que me aguardaba\”. Y tenía razón en la muestra inaugural no faltaron los insultos y hasta algunos llegaron a los puñetazos.

Pettoruti y el arte abstracto. 1914-1949; 37 obras (dibujos, collages, acuarelas y óleos) de Emilio Pettoruti en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba, en Av. Figueroa Alcorta 3415), hasta el 27 de junio.