La suite Royal Penthouse del Hotel President Wilson de Ginebra es la más cara del mundo, con un valor de 83.200 dólares la noche. Cómo cambian las estrategias los hoteles de lujo ante el creciente número de millonarios.

La cantidad de multimillonarios en el mundo se amplió considerablemente en los últimos veinte años, y los hoteles superlujosos incorporan cada vez más amenities para atraerlos. Y al crecer la oferta, también debe aumentar la calidad de los servicios, que es lo que más buscan estos poseedores de millones.

Es que los desorbitantes precios hace que ya no baste con una buena botella de champagne para el huésped o un par de chocolates sobre la cama antes de irse a dormir.

Las grandes cadenas hoteleras de lujo incorporaron en los últimos tiempos servicios de mayordomos personales, chefs privados, entrenadores, choferes particulares y hasta masajistas para quienes se alojen en sus habitaciones más exclusivas. Y muchas veces estos servicios ya vienen incluidos en la tarifa.

Estas habitaciones, que en muchos casos se asemejan en realidad a pequeñas mansiones, cuentan generalmente con una entrada privada para garantizar la privacidad absoluta del huésped, amplias salas de estar, un gran comedor y amplias oficinas de trabajo. Todo esto acompañado, claro está, de una ubicación privilegiada y magníficas vistas panorámicas.

De acuerdo con un reciente relevamiento, la suite Royal Penthouse del Hotel President Wilson de Ginebra es la más cara del mundo, con un valor de 83.200 dólares la noche.

Con semejante precio, lógicamente no se trata de una habitación. La suite se parece más a un departamento, ya que cuenta con ascensor privado, doce habitaciones y doce baños de mármol, gimnasio privado con aparatos de última tecnología, una espectacular terraza de 1700 metros cuadrados con vista a los Alpes, mesa de billar y hasta un piano de cola Steinway para los amantes de la música.

El propio hotel suizo, de cinco estrellas, la publicita como “la más grande y lujosa suite del mundo”.

Ubicada en el octavo y último piso de este exclusivo hotel -que cuenta en total con 180 habitaciones y 48 suites-, la Royal Penthouse cuenta con una fabulosa vista de 360 grados del lago de Ginebra y el Mont Blanc, y sus ocupantes cuentan con productos de aseo y belleza de la marca de lujo Hermes.

Y para garantizar la seguridad de quienes se alojen en esta selecta suite, los vidrios están blindados a prueba de balas.

Quienes tengan la fortuna necesaria para alojarse en este hotel, cuentan con doce salas de reuniones –que incluyen once salas de conferencias y un salón de baile con capacidad para mil personas-, donde también se celebran bodas y reuniones de negocios.

El Hotel President Wilson cuenta además con tres exclusivos restaurantes: el Arabesque, el Bayview por Michel Roth y el Umami. Y los amantes de la noche pueden disfrutar de una copa en el elegante Glow Bar & Lounge o Bar Poolgarden en la piscina.

Para completar una estadía relajante, los huéspedes pueden disfrutar del spa La Mer, de 400 metros cuadrados de puro lujo.

Christopher Noton, presidente de operaciones hoteleras de la cadena Four Seasons para Europa, Medio Oriente y África, afirmó que el valor real de una estadía de lujo es el servicio, no el espacio. “Nuestros clientes van de tener múltiples expectativas a tener expectativas muy altas, y lo que esto significa es que nosotros debemos saber quiénes son, cómo actúan y qué quieren”, afirmó en una reciente entrevista con la CNN en español.

“Si quieres quedarte solo, lo percibo, y me aseguro de que eso suceda. Si quieres que te atendamos, así será. En realidad es una experiencia totalmente personalizada”, añadió.

Por su parte, Mikhil Bhalla, vicepresidente de investigación de patrimonio en alojamiento para FBR Capital Markets, destacó que en los ’90 “hubo habitaciones cuyo precio era de cinco cifras, pero no eran muchas”.

“Desde entonces, el mundo ha producido muchos más millonarios de lo que existía hace 20 o 30 años, entonces el número de personas que con facilidad pueden pagar estas habitaciones ha aumentado considerablemente”, explicó.

Con millonarios en alza, las grandes cadenas hoteleras de lujo tienen cada vez más desafíos para atraer a estos turistas, que no escatiman en gastos.