Las vacas, ya no tan sagradas en la India

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Siguen siendo un animal sagrado en la India para muchos hindúes, pero su estatus no es el que era. Se las persigue, captura y a veces incluso se las sacrifica en mataderos ilegales.

¿Vacas sagradas? Ya no tanto como antes. Muchos de estos animales vagan sin rumbo por la calles de la India, otros son víctima de accidentes de tráfico y algunos incluso acaban en el plato.

Una vaca revuelve la basura, muerde bolsas de plástico y otros envases hasta encontrar en algún sitio un poco de verdura o pan árabe para comer. Cerca del delgado animal, en pleno centro de Nueva Delhi, pasan rickshaws a bicicleta y coches que tocan la bocina. La vaca no se inmuta y sigue a lo suyo, mientras el tráfico se detiene para dejarla pasar.

Las vacas siguen siendo un animal sagrado en la India para muchos hindúes, pero su estatus no es el que era. Se las persigue, captura y a veces incluso se las sacrifica en mataderos ilegales. Antes, en cada comida el primer pan árabe iba destinado a la vaca, que lo esperaba puntualmente en la puerta de la casa, comenta una mujer. Hoy, en cambio, casi no hay rumiantes a los que alimentar en medio de las ciudades y los rascacielos.

“El número de vacas y toros está disminuyendo rápidamente”, señala Ridhi Kale, de la Fundación Dhyan, que lleva a los animales heridos de las calles a un centro de cuidados a las afueras de la capital. Algunos están en un estado deplorable. “En los estómagos e intestinos de las vacas se encuentran hasta 16 kilos de plástico, pero también agujas y monedas”.

Y eso que la mayoría de los animales tienen dueño, pues pertenecen a granjeros que producen leche. Con el crecimiento de las ciudades como Nueva Delhi, en los últimos años fueron desapareciendo las praderas de los pueblos adyacentes y hoy en día muchos establos se encuentran en medio de la ciudad. “Los productores se ahorran los gastos en comida y dejan a las vacas vagar por las calles durante el día”, explica Shivan Chanana, de la misma organización.

Pero en las urbes no hay mucho respeto por ellas. “El ganado que vaga por las calles se ha convertido en una verdadera plaga. Cientos de rumiantes bloquean el tráfico, ensucian el entorno y son un peligro para la salud”, dice enojado R.D. Singh en una carta de lectores en el periódico “The Hindu”. Entre tanto ha surgido la figura del “cazador de vacas”, que captura a las que encuentra en medio de las calles y se las lleva al campo en camiones.

Otros transportistas que suben a sus camiones a los animales en medio de la noche tienen un objetivo bastante menos idílico. Hace poco, la policía detuvo a uno con dos decenas de reses que iban directo al matadero. La carne vuelve después a través de oscuros canales a la capital. Los números de los comerciantes de carne se comparten en las fiestas como si se tratara del contacto con un “dealer”.

“Antes vivíamos en un universo vegetariano”, señala Vipul Mudgal, de 53 años, que como muchos brahamanes -hindúes de la casta superior- procede de una familia estrictamente vegetariana. Sin embargo, como muchos otros indios a él le gusta la carne, en general de pollo, pero a veces incluso de vaca. Según los datos de la ONU, el consumo de carne entre los indios aumentó entre 1980 y 2005 de 3,7 a 5,1 kilos por cabeza al año.

En cualquier caso sigue siendo una cifra muy pequeña comparada con los países occidentales, y en muchos sectores de la sociedad india la vaca es adorada como la propia madre, fuente de vida. En los templos de la diosa Shiva los creyentes se arrodillan frente a la estatua de Nandi, el toro que monta la diosa, y le susurran sus pedidos al oído, para que él se los transmita a Shiva. Y los hindúes muy religiosos compran orina de vaca embotellada.

“Pero la joven generación cree ante todo en la lógica”, afirma Nidhi Sharma, que, como en muchas otras familias, es la primera que come carne. Aunque eso sí, siempre fuera de casa, nunca ante sus padres o abuelos, a quienes ofendería. “Mi hermano se burla de mí diciendo que he arruinado la tradición familiar”, dice con una sonrisa esta mujer de 35 años.

El historiador Sohail Hashmi señala a su vez que no es cierto que la mayoría de los indios hayan sido vegetarianos desde siempre. “Esa creencia es una tontería”, afirma, porque incluso los brahamanes perseguían a las manadas hace 4.000 años y se comían la carne.

“Solamente después de que se hicieran sedentarios, practicaran la agricultura y de que necesitaran los animales para arar, la vaca comenzó a tener un lugar preeminente”, afirma Hashmi. La prohibición de matarlas que decretaron en aquel momento los sacerdotes fue una cuestión económica y no religiosa, subraya.

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