La defeccción de Pascua Lama y la lucha de José Luis Gioja por salir de su difícil trance vital son dos cuestiones que, aunque reconocen diverso origen, se cruzan en todo análisis sobre el presente y el futuro de San Juan.
La suspensión, o desaceleración como prefiere llamarle Barrick Gold, del proyecto binacional, ha traído una secuela de desilusiones y trastornos en la vida económica provincial. Miles de operarios, técnicos y profesionales está siendo desafectados, lo cual repercutirá en el corto plazo en sus vidas y en la evolución del comercio y de los servicios sanjuaninos. No es lo mismo tener 7.000 personas en las obras y casi un 10% de la matriz laboral de la provincia abocada al gran emprendimiento, que la presión que por estas horas soporta el gobierno sanjuanino a propósito de empleos caídos y contratos frustrados.
En diversas reuniones, empresas contratistas especializadas en minería y gremios que participaban de la construcción han deliberado con las autoridades. La Nación, a través del ministro de Planificación e Infraestructura,Julio De Vido ha prometido una plan de viviendas y otras asignaciones para paliar el bajón que ya tiene fecha: a partir del 14 de diciembre sólo quedarán en Lama algo más de 200 personas para tareas de mantenimiento, controles ambientales y actividades complementarias.
En la víspera, el conductor de Barrick en la Argentina, Guillermo Caló, conversó con empresarios proveedores de San Juan. Las dos partes buscan un plan de vuelo hasta tanto se disipe el futuro de Pascua Lama, centrado en cómo manejar contrataciones sin conflictos en Veladero, mina que sigue operando en situación de equilibrio y en la cual más de una vez los empresarios sanjuaninos han dicho que anhelan una porción mayor de la provisión de suministros y trabajos tercerizados.
En paralelo, y mientras políticos, consultores y periodistas se acostumbraron a relojear en sus smartphones la cotización on line de Barrick y de los metales en el mundo, surgieron en los últimos días diversos rumoreos con respecto a la posibilidad de que desde la política se aliente un “acto de soberanía” sobre los activos de la devaluada minera canadiense en la provincia. Lama no es lo mismo que Veladero, en términos de propiedad minera: la primera área pertenece a Barrick, la segunda es propiedad del estatal Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM).
Sin la presencia hegemónica del gobernador, convaleciente en el hospital, ahora son diversos los actores que ensayan fórmulas sobre tal posibilidad, que tuvo su reflejo más público en el comentado análisis que publicó el periodistaRicardo Olivera en Tiempo de San Juan el fin de semana pasado, citando fuentes inobjetables.
Mining Press consultó a prácticamente todos los actores de la minería y la política sajuanina acerca de estas especulaciones. Las respuestas han sido tan diversas como coincidentes. La tentación del manotazo estatal es por estas horas muy grande (y está siendo fogoneada desde Buenos Aires, según diversos testimonios) lo mismo que los riesgos que una decisión de tal calibre implicaría. Hasta los más audaces sostienen que quitarle las áreas a Barrick, invocando lecturas ad hoc del Código Minero de la República Argentina, sería una jugada filosa que pondría al país, de nuevo, en el complicado rol que la ubicó la confiscación de la participación de Repsol en YPF. Analistas con mucho roce en la minería mundial prefirieron referirse a lo que significaría como señal de un país que ya no atrae inversiones, hacia un mercado, el de la minería aurífera altamente concentrado. Un club cuyo cenit es manejado por una docena de compañías, entre productores y refinadores, en el planeta.
Entre el menú de operaciones políticas y de prensa que afloran por estas horas, ya aparecieron nombres posibles, pero nadie imagina como una hipotética San Juan Gold podría acceder a los mercados internacionales para capturar, por ejemplo, US$ 5.000 millones que precisa Pascua Lama para concluirse. La mina frustrada, recuerdan, tiene su depósito valioso del otro lado de la frontera y es difícil concebir que Chile pueda embarcarse en semejante jugada.
La pregunta, entonces, es ¿qué viso de seriedad tienen estos atisbos en los que se ha llegado a mencionar a funcionarios nacionales y provinciales, mixturados con un conocido empresario metalúrgico que en los últimos tiempos buscó refugio en las dos orillas después de que su empresa perdiera pie en la minería?.
Si estuviera El Flaco (por Gioja), esto no ocurriría, dicen los empresarios mineros, recordando que fue el accidentado gobernador el más firme garante de la seguridad jurídica y de la preservación de las reglas de juego en los momentos más difíciles para la actividad, como la Ley de Glaciares y los conflictos en Catamarca y La Rioja. Y el que marcó diferencias, frente a otras provincias como Santa Cruz y Chubut, acerca de un esquema de reparto de la renta minera (regalías+fideicomisos) conocido como “el modelo sanjuanino”.
San Juan, aún con el frenazo de Pascua Lama, cambió de raíz con la irrupción de la Nueva Minería, como la bautizó el giojismo. Por eso preocupan en el sector estos cantos de sirena, alentados con operaciones de prensa desde algunos despachos oficiales, que no harán otra cosa que complicar el complicado cuadro que hoy exhibe la Argentina para atraer inversiones mineras.
Hacen falta, urgente, definiciones, transparencias y claridades, para ver si se trata de humo. O si habrá, finalmente, un golpe de timón hacia la minería estatal, la gran tentación.
* Director de Mining Press