Además de los intereses económicos de siempre, la sangrienta interna en \”La Academia\” refleja los reacomodamientos de la política nacional. Quién es quién y para quiénes juegan.
En la feroz interna que atraviesa a Racing Club no todo es lo que se ve. El presidente Gastón Cogorno, que llegó a esa posición en buena medida por impulso del vice, Rodolfo Molina, protagoniza por estas horas un minué que mucho tiene que ver con los avatares de la política nacional.
Cogorno puso, por Twitter, su renuncia a disposición pero Molina le contestó hoy que “quiere manejar el club como a uno de barrio, sumando amigos y violentos”, y admitió que haberlo elegido fue “un profundo error dirigencial”.
El “mea culpa” de Molina no alcanza. Cogorno escupió la mano que le dio de comer.
Los vínculos de Molina con el kirchnerismo son un secreto a voces. Así las cosas, hay un movimiento no muy subterráneo para “ordenar” la interna en “La Academia”.
Este martes, el periodista Fernando Niembro entrevistó al expresidente de Racing, Daniel Lalín, quien consultado sobre si Molina respondía a Máximo Kirchner no quiso opinar al respecto. La pregunta ya estaba hecha, no hacía falta más.
Muy poco después saltó Molina con sus declaraciones altisonantes. “Yo voy a seguir, que se vaya Cogorno”, disparó.
“Lalín volvió a aparecer y detrás suyo están (Carlos) Melconián y Matías Eurnekián”, reveló una fuente de la comisión directiva racinguista. ¿Qué quieren? “Dejar al otro vice (Víctor Blanco) como presidente interino y controlar el llamado a elecciones para después quedarse ellos”, advirtió la fuente.
Esta movida explicaría la salida de Molina con los pies para adelante, sin dejar la más mínima posibilidad a un acuerdo.
Si Molina, sin matices, es el kirchnerismo en Racing, enfrente comienza a gestarse una alternativa massista-macrista encarnada por la dupla Lalín-Melconian y el apoyo económico de empresarios importantes, entre ellos Matías, el sobrino de Eurnekian.
Esto es lo que está detrás de la pelea dirigencial. Y no se dice.