Sergio Massa: ¿El “gran timonel”?

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Por Julio Villalonga *

La dinámica de la crisis de gobierno nos obliga a teclear de nuevo. Lo que ahora se ha dado en caracterizar como la “bala de plata” del oficialismo, la toma del poder de Sergio Massa, muestra el dispositivo desnudo de cohabitación que creó la vicepresidenta Cristina Kirchner a mediados de 2019: entonces Alberto Fernández le sirvió de timonel del barco bautizado “Frente de Todos”, al que le concedió la conducción de algunos departamentos ejecutivos reservándose otros –en forma de cajas- para su facción. Continuando con la figura del navío, el “cristinismo” se instaló cómodamente en el camarote principal y, una vez que su jefa confirmó que el capitán a cargo no se dirigía hacia el rumbo previsto, comenzó la conspiración para quitarle toda posibilidad de sustentabilidad política. La tercera pata de aquella alianza electoral -Massa- se mantuvo en reserva: al final de un viaje tranquilo, sus posibilidades eran escasas, lo mismo que las de la arquitecta del dispositivo, pero la fenomenal debacle política provocada por la despiadada guerra interna desatada por CFK aceleró los tiempos cuando faltan 15 meses para llegar al destino establecido, el puerto de las elecciones presidenciales, que según el cronograma vigente deberían celebrarse a finales de octubre de 2023.

Así que el triunvirato creado para sacar el “clavo” Mauricio Macri mutó y ahora ofrece otra cara: la del titular de la Cámara de Diputados, convertido en “súper ministro” de Economía y “salvador” del Frente, aunque él quiera quitarse esa presión excesiva, que lo instala en un lugar de inmensa expectativa: ahora, para él, es “plata o mierda”, para usar el escatológico pero gráfico dicho popular.

El deterioro del “gobierno Fernández” que propició la presidenta del Senado le permitió al referente del otro frente, el Renovador, reclamar todas las herramientas del poder económico real para enderezar el barco. La formalidad de quién maneja el timón no esconde que quien dará las instrucciones –si hacia babor o estribor– es el exintendente de Tigre, para bien o para mal.

El original y complejo dispositivo de poder diseñado por Cristina y aceptado por Alberto y por Sergio, prohijó esta situación. “Ahora jugá vos”, dicen que le dijo la vice al tigrense, una vez que el presidente de la Casa Rosada quedó fuera de juego con la eyección de Martín Guzmán.

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, escribió el catalán Joan Manuel Serrat, tan admirado por el primer mandatario. Una alta funcionaria que aún le sigue siendo leal consideró este sábado una “falta de respeto” que este sitio hablara en una nota del “naciente gobierno de Sergio Massa”. Sucede que no hay espacio para eufemismos. Lo que comienza es un nuevo gobierno dentro del gobierno surgido de las urnas hace 30 meses. El Presidente conserva algunos ministerios sin peso: la Cancillería, el de Ambiente. “Súper Sergio Massa Bros” desembarca en pleno en el área económica y el Presidente apenas pudo rescatar a su “escudero” Juan Manuel Olmos como segundo de Juan Manzur, el jefe de la sucursal de la “Liga de gobernadores” en Buenos Aires. Y a Mercedes Marcó del Pont, que debió dejarle de apuro la silla de la AFIP al “cristinista” Carlos Castagnetto. En el vodevil visto por todos en los últimos días, conservan sus puestos socios del nunca nacido “albertismo” como Fernando “Chino” Navarro. No mucho más. (Este experimento, para los más jóvenes, en nada se parece al “súper ministerio” de Domingo Cavallo durante el gobierno de Carlos Menem).

Habiendo levado anclas hace tiempo del gobierno que impulsó –allá por enero de 2021, después de verificar la “traición” de AF por su reticencia a ordenar su complejo frente judicial-, Cristina Kirchner terminó por acusar, a través de todos los voceros posibles, a Alberto y a Guzmán de transferir más riqueza de los trabajadores a los sectores concentrados de la economía que el propio Macri. De tamaña traición no podía haber retorno. El castigo debía ser equivalente a la ofensa y así fue: a la vista de todos y todas terminó siendo lapidado.

Los testigos más cercanos del “ménage à trois” del FdT fueron los mandatarios provinciales, que con distintas realidades vieron que la inacción e impericia del jefe del Ejecutivo nacional los arrastraba también a ellos. Lo intimaron, en la reunión en la Rosada de la semana pasada cuyos detalles se conocieron ampliamente, a entregarle todo el poder a Massa. Lo hicieron con los números en la mano: toda la ayuda social del gobierno (los vilipendiados planes sin los cuales el 50% por ciento de pobreza y el 10 de indigencia serían aún peores) superó en los últimos doce meses las remesas a los distritos del interior. “El problema económico lo tiene Nación, la mayoría de las provincias están más o menos equilibradas”, explicó un pope del Norte hace diez días, cuando se aprestaban a darle el “jaque mate” al Presidente.

Un centímetro antes del abismo el peronismo-kirchnerismo se detuvo. La discusión sobre si la presidenta del Senado es o no pragmática, más acá de su práctica política y más allá de sus cartas, hace tiempo que es estéril. La cercanía de Massa, “el pragmático”, con su hijo, Máximo, “el revolucionario”, no deja espacio para dudas: como siempre, los discípulos de Juan Domingo Perón, sean buenos, malos o peores, se asuman como tales o no, tienen en claro que el poder se ejerce, no se sufre. Que Alberto F. proviniera del distrito porteño ha permitido que alguien que no lo quiere dijera que es “el peronista más radical que hay”, lo que es un verdadero insulto para cualquier justicialista.

Si el dispositivo trifronte del Frente de Todos funciona, ahora con Massa poniendo su cara, la oposición de Juntos por el Cambio deberá recalcular su estrategia, que hasta ahora consistía apenas en remar para que la corriente no se la llevara mientras se resolvían sus notables diferencias intestinas. El operativo “todo el poder a Sergio” apenas comienza pero asistimos a horas y días decisivos. Volviendo a la imagen del inicio, la nave iba a la deriva: Massa no es “el gran timonel”, como Mao, pero lo tomó en sus manos. Todos estamos en las de él.

  • Director de Gaceta Mercantil

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