El Presidente quiso reconocer a uno de los referentes de una de las organizaciones sociales más importantes pero confundió el nombre de manera insólita.
El presidente Alberto Fernández cometió un “blooper” este martes durante su discurso en el lanzamiento del Foro Mundial de Derechos Humanos, en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada.
“Yo les quiero agradecer a las organizaciones sociales que estuvieron al lado nuestro ayudándonos a contener definitivamente a esos sectores más vulnerables llevando solidaridad a donde la solidaridad no existía, llevando compromiso a donde el compromiso no existía”, elogiaba el primer mandatario a los movimientos sociales.
“Quiero agradecérselo aún cuando algunas hagan picardías que nosotros no convalidamos”, admitió el primer mandatario, para luego volver a la senda del elogio: “Lo que no es bueno es generalizar, no esperen que yo generalice; mi eterna deuda de gratitud con cada una de esas organizaciones”, sostuvo también.
“Ahí veo al compañero de ‘Garganta Profunda’, cómo él miles…”, dijo en referencia a Ignacio Levy, editor de la revista “Garganta Poderosa” y referente de “La Poderosa”, una organización con fuerte presencia en los barrios populares.
Tras unos segundos, el jefe de Estado se dio cuenta de su error: “No, de ‘Garganta Poderosa’, poderosa, poderosa… Bueno, profunda también porque en esa revista nos enseñaron varias cosas ocultas”, trató de corregir su error y demostrar que sabía la temática de esa publicación que refleja la vida y el pensamiento en villas y barrios populares.
En realidad, “Garganta Profunda” era la fuente de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, quien reveló los secretos del caso Watergate que obligó a renunciar a Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos en agosto de 1974. Luego de 33 años de anonimato, luego se supo que “Garganta Profunda” era Mark Felt, quien llegó a director asociado del FBI y amigo de Woodward.
Su alias fue copiado de un título de una película pornográfica estrenada en 1972, pero también simbolizaba la voz de esa fuente, que según los periodistas era “grave, oscura, subterránea e intensa”.