La instaló en el 46 por ciento anual contra un índice de costo de vida que en marzo llegó al 6,7 y en los últimos doce meses al 55,1.
A horas de difundirse la inflación de marzo con un incremento del 6,7%, el Banco Central (BCRA) dispuso elevar en 250 puntos básicos la tasa de interés de referencia de 44,5% a 47%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual de 58,7%.
Con esta suba, los plazos fijos para personas físicas de hasta 10 millones de pesos comenzarán a pagar una tasa de 46% y de 57,1% de tasa efectiva anual.
“Las tasas de interés activas se mantienen en niveles compatibles con el impulso de la inversión y la producción, y el desarrollo del sector MiPyME. Adicionalmente, el BCRA seguirá regulando las condiciones de acceso al crédito para el consumo de las familias”, apuntó el BCRA en un comunicado.
Sobre el elevado aumento del costo de vida, la entidad monetaria señaló: “La aceleración de la inflación en marzo respecto de los meses anteriores es, en gran parte fruto, de un shock internacional que afectó especialmente los precios de los alimentos y la energía, causado por la guerra en Ucrania, a lo que se sumó la concentración de incrementos en precios de bienes y servicios regulados (naftas, electricidad y gas, educación y prepagas, entre otros) y aumentos estacionales (especialmente indumentaria)”.
En ese marco, el Central apuntó que dada la naturaleza transitoria del “shock” de oferta externo, espera que la inflación comience a desacelerarse gradualmente a partir de abril y mayo.
Y aseguró que los indicadores que monitorea ya comenzaron a dar cuenta de una desaceleración de los precios en lo que va de abril.
“El BCRA, en coordinación con el Gobierno Nacional, utilizará todas sus herramientas para contribuir a morigerar los efectos de segunda vuelta sobre la inflación del shock de commodities”, afirmó la entidad.
También dijo que la determinación de los incrementos de la tasa de interés frente a un shock de oferta negativo “requiere de una calibración diferente a la derivada de un shock de demanda, ya que el objetivo no es moderar la presión de demanda, sino cortar los efectos de segunda ronda del incremento inicial de precios, preservar la estabilidad monetaria y cambiaria y proteger el ahorro en pesos de los argentinos, evitando incentivos que aceleren la dolarización”.
Para el banco que preside Miguel Pesce, la suba de tasas es condición necesaria pero, por sí sola, no suficiente para reducir la inflación, y detalló otras políticas y condiciones que contribuirán a esa tarea conjunta como la consolidación de la estabilidad cambiaria a través de un proceso de acumulación de reservas internacionales; una brecha descendente en los llamados dólares financieros; un nivel del tipo de cambio real multilateral adecuado para preservar el superávit de cuenta corriente del balance de pagos en los próximos años; y un perfil de vencimientos externos compatible con el equilibrio externo y el crecimiento de la economía.
Asimismo, destacó la necesidad de reducir el déficit fiscal, “que requerirá de menor financiamiento monetario”; y agregados monetarios “que han vuelto a los niveles históricos luego del pico observado durante la pandemia”.
Por otra parte, consideró necesario una trayectoria descendente de su stock de los pasivos remunerados (Leliq y Pases) en términos del PIB como consecuencia de la menor emisión primaria —y por tanto, de las menores necesidades de esterilización—, la convergencia gradual hacia el equilibrio fiscal y una mayor demanda de dinero por consolidación de un proceso sostenido de crecimiento.
La suba de la tasa de referencia implica que el Banco Central tendrá que pagar un costo mayor por absorber dinero del mercado y, con eso, evitar que genere una inflación aún más elevada que la actual.
Las Leliq y los pases son los instrumentos que usa para cumplir ese cometido y para eso paga millonarios intereses a los bancos.
El stock total de ambos instrumentos es de 4,7 billones de pesos, que a partir de ahora pagarán una tasa más alta.
En tanto, el Central mencionó otras herramientas como “instrumentos que permiten amortiguar los efectos del shock de precios internacionales, aislando parcialmente la dinámica de precios locales de los internacionales, tales como el recientemente constituido fideicomiso público para el trigo y acuerdos de precios y salarios que “buscan proteger los ingresos reales de la población, a la vez que evitan la amplificación inflacionaria del shock externo reciente mediante la coordinación de expectativas”.
Por último, afirmó que la suba de la tasa de interés es consistente con una evolución de los pasivos remunerados que finalizarían en 2022 en niveles que, medidos en términos del PIB, estarán por debajo de los de finales del año pasado.
“El BCRA continuará monitoreando la evolución de los precios y evaluará revertir el sesgo de la política monetaria en cuanto se consolide un sendero decreciente de la tasa de inflación”, concluyó en su comunicado.