Las enfermedades de Bernardino Rivadavia

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Gracias a la pluma de John Forbes, representante de EEUU en Buenos Aires durante varios años, puede seguirse la situación del controvertido ministro.

John Murray Forbes estuvo largos años en la ciudad de Buenos Aires como representante del gobierno de Estados Unidos, y sus informes a su amigo John Quincy Adams, secretario de Estado y más tarde 6° presidente, fueron compiladas y publicadas por Felipe Espil con el título “Once años en Buenos Aires 1820-1831”.

Recorriendo el año 1822, el 21 de enero escribió: “Lamento informar que (Bernardino) Rivadavia, la columna dorsal del orden actual de cosas está seriamente enfermo, desde hace más de un mes, sufrió una violenta indisposición”.

A continuación explica algunas de las medidas que el ministro de Gobierno había tomado: “Entre las grandes reformas por él iniciadas está la supresión del Cabildo y los concomitantes magistrados municipales, llamados alcaldes. El primero, sin reemplazante alguno, los segundos sustituidos por los jueces de paz. Este proyecto, necesariamente sometido a la Junta, provocó en ese cuerpo, tanto como en el público, la más violenta oposición; fue debatido con gran calor durante varias sesiones y más de una vez, su aprobación pareció muy dudosa”.

El día en que la Junta de Representantes debía pronunciarse, Rivadavia decidió concurrir. Según la descripción del diplomático estadounidense, era “una persona baja y corpulenta y muy afecto a la buena mesa”, algo fácil de comprobar de acuerdo a los retratos. “Dejó su casa, después de una copiosa comida, y se dirigió a la Junta, donde hizo su esfuerzo máximo en un discurso de una hora y media, al final del cual sufrió una especie de ataque apoplético”.

Agregaba que “desde entonces el proceso de su enfermedad ha tenido fluctuaciones peligrosas, pero ahora está convaleciente y se espera en pocos días reasuma sus funciones”. En ese momento el gobernador Martín Rodríguez se encontraba en una gira de inspección militar por las fronteras de la provincia, y Rivadavia tenía a su cargo las carteras de Gobierno, Marina y Hacienda. Con la enfermedad de Rivadavia se hizo cargo de todos esos departamentos Manuel José García, el ministro de Hacienda, que se desempeñó al decir de Forbes “con gran celo y habilidad”.

Parece que a don Bernardino le costó bastante reponerse porque el 20 de marzo informaba el enviado norteamericano que había tratado varias veces ver a Rivadavia “pero desde su convalecencia vive permanentemente en San Isidro, unas cinco leguas de la ciudad y no viene a su despacho sino una vez por semana y sólo por un par de horas, durante las cuales está abrumado de trabajo”.

El 9 de abril  finalmente fue recibido por el ministro: “Acabo de ver a Rivadavia, a quien encontré de excelente humor”, informó. Ese mismo día firmaba el decreto de creación de la Academia de Medicina.

No faltan otros casos de indisposiciones en el recinto, o las que se temían en el caso de algunos diputados vehementes, pero esa es historia reciente.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

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