El abogado y exdiputado de origen alemán es la carta presidencial de la ultraderecha, que no tiene tapujos en enarbolar las banderas del pinochetismo.
Hace unos años parecía que la mayoría de la derecha chilena se había sacado la mochila del pinochetismo de sus hombros. Resultaba muy difícil encontrar —al menos en público— defensores de la cruel dictadura cívico-militar comandada por el general Augusto Pinochet (1973-1990).
Sin embargo, la candidatura de José Antonio Kast, líder del recientemente creado y ultraderechista Partido Republicano y del conglomerado Frente Social Cristiano, logró posicionarse aún más a la derecha que el oficialismo chileno actual, comandado por un presidente como Sebastián Piñera, acusado de graves violaciones a los derechos humanos durante su administración.
Kast es el menor de diez hermanos de una familia de inmigrantes alemanes provenientes de Baviera que se asentó en Chile en 1946.
Está comprobada la participación de su padre en las filas del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, pero nunca se le pudo imputar nada reñido con crímenes de lesa humanidad.
El abogado y exdiputado de 55 años fue durante veinte años militante y dirigente del partido Unión Demócrata Independiente (UDI), fundado por el ideólogo de la dictadura y redactor de la Constitución Política de 1980 —la que será reformulada mediante la Convención Constitucional en ejercicio— Jaime Guzmán, quién fuera considerado como “un mentor” para Kast en particular y para la derecha chilena en general.