Comenzó la batalla legal luego de la escandalosa interrupción del partido en el Arena Corinthians en San Pablo. Los movimientos de todas las partes.

El domingo último, antes de desatado el escándalo por la interrupción intempestiva del partido Brasil-Argentina por las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial Qatar 2022, Andrés Patón Urich y Ariel Reck se sentaron frente a la televisión como dos hinchas más de la Selección Argentina. 

Incrédulos por la situación que llevó a que el clásico sudamericano durara cinco minutos, en sus redes sociales retuitearon mensajes de la AFA, la Conmebol y la FIFA sobre la suspensión del encuentro. Sería su última interacción y seguramente lo sea por un tiempo.

Urich es asesor legal de la AFA y Reck, abogado especialista en Derecho deportivo, y ahora tendrán una ardua tarea: defender a la Nacional en el expediente que se abrió en Zürich por la suspensión del clásico.

A este tándem se sumó otro abogado de trayectoria en el fútbol, el español Juan de Dios Crespo, quien ya colaboró con la AFA cuando hubo que bajarle una sanción a Lionel Messi en 2017.

La FIFA les pidió a las dos federaciones que aporten más datos sobre los hechos que causaron la suspensión del encuentro para que la Comisión Disciplinaria “pueda recopilarlos y analizarlos exhaustivamente”, indica el comunicado que recibieron ayer tanto la CBF como la AFA, que ya habían sido notificadas el lunes, igual que la Conmebol. 

Las tres partes disponen ahora de seis días para realizar sus descargos pero la investigación está enmarcada en la violación del artículo 14 del Código Disciplinario (partido no disputado y suspensión definitiva) y del artículo 5 del reglamento de Eliminatorias (retirada, partido no disputado y suspensión definitiva).

El problema es que desde Brasil se quiso hacer valer una norma sanitaria -prohibido el ingreso a extranjeros que hayan estado en Inglaterra en los últimos 14 días-, que la AFA reconoció omitir involuntariamente el sábado, cuando la Agencia Nacional de Vigilancia de la Sanidad (Anvisa) les marcó la falta a Emiliano Martínez, Cristian Romero, Gio Lo Celso y Emiliano Buendía. Pero para competir, la Conmebol exime -la FIFA lo respalda- de esas cuarentenas a los equipos/selecciones de fútbol, lo que fue acordado con las diez federaciones nacionales de la región.

La CBF avaló como organizadora ese acuerdo: Argentina se movilizó bajo el modo de “corredor sanitario” e incluso los PCR realizados al llegar a Brasil el viernes dieron todos negativos.

Pero 51 minutos antes del pitazo inicial del venezolano Jesús Valenzuela, el ministerio de Salud brasileño rechazó el pedido de excepción para los cuatro argentinos de la Premier League a través de un mail a la Conmebol, aunque en el Arena Corinthians ni los árbitros ni la Selección se enteraron. 

Luego se dio el show televisivo con el representante de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) interrumpiendo el partido para llevarse a los argentinos al aeropuerto para deportarlos, lo que ocurriría finalmente horas después pero en el mismo vuelo charter con el resto de sus compañeros.

Los abogados de la AFA deben explicar por qué Argentina incluyó a los acusados: la “albiceleste” dejó la cancha por pedido del colombiano Juan Alejandro Hernández, el veedor que mandó a los equipos y a los jueces a los vestuarios debido a la invasión del campo de juego de cuatro personas no identificadas ni acreditadas para estar en esa zona. Y ahí es dónde la culpa vuelve sobre la CBF, como responsable de la organización del match.