Las coincidencias entre el personaje ficticio y el político real son tantas y tan puntuales que es difícil creer que se trate de una casualidad.
Un jefe de gobierno porteño, cheto y de ojos claros, financia su campaña de forma poco transparente mediante el aporte de una gran empresa que se vio beneficiada por las permisivas normas y los laxos controles de la ciudad, y utiliza métodos mafiosos para obtener secretos de sus adversarios políticos y acallar las investigaciones en su contra.
Una de sus promesas es la urbanización de la Villa 31. Días antes de una elección clave, la muerte de un joven en circunstancias misteriosas despierta protestas que él manda a reprimir con violencia. Finalmente consigue su reelección y lo celebra con una suelta de globos. Una historia que seguramente suena conocida.
Plot twist: la descripción no corresponde a Mauricio Macri sino a Víctor Alsina-Suarez, el personaje interpretado por el actor argentino Gabriel Corrado en la temporada más reciente de “Riviera”, una serie británica cuya trama, por algunos capítulos, se alejó de las lujosas costas mediterráneas que le dan nombre para trasladarse a una cinematográfica Buenos Aires.
Las coincidencias entre el personaje ficticio y el político real son tantas y tan puntuales que es difícil creer que se trate de una casualidad. Se trata, desde ya, de una obra de ficción, y una bastante mala; el retrato que hacen del maquiavélico alcalde, sin embargo, es una muestra de la imagen que proyecta el expresidente argentino en el exterior.