Los conservadores tumban en el Congreso las últimas iniciativas de su presidente, colérico contra la cúpula y decidido a demostrar que él es quien controla a las bases.
El Congreso de Estados Unidos eliminó el veto de Trump al presupuesto de defensa. Las cámaras del paÃs ratificaron la ley de presupuesto por 740 mil millones de dólares para el año fiscal 2021. #Hora21 pic.twitter.com/KvWyj0Ug1a
— Foro_TV (@Foro_TV) January 2, 2021
“Donald Trump canta solo, a capela”. Una de las últimas crónicas de este periódico en la campaña presidencial de 2016, dos días antes de la cita con las urnas, llevaba este título porque, a diferencia de Hillary Clinton, arropada por todas las primeros espadas demócratas, el magnate neoyorquino había terminado el largo año electoral aislado por los popes del Grand Old Party, como se conoce al Partido Republicano.
Ni los expresidentes Bush, padre e hijo, ni excandidatos como Mitt Romney o John McCain le acompañaron en los actos. El entonces presidente de la Cámara de Representantes, la estrella republicana Paul Ryan, explícitamente anunció que no estaba dispuesto a compartir escenario después de los escándalos de aquellos meses.
Trump había irrumpido en las primarias como un agente de caos, heterodoxo y antisistema, azote de la cúpula de su propia formación. Cuando, contra pronóstico, ganó la Casa Blanca, todos cerraron filas en torno a su hombre.
La política es veloz, pragmática, implacable. Hoy, Donald Trump, derrotado en las elecciones, vuelve a cantar a capela, en guerra contra su propio partido.
En el Senado, una alianza —extraña en estos tiempos— entre demócratas y republicanos tumbó el viernes el veto del mandatario a la ley de Defensa, en su momento aprobado también por ambos partidos. Se trata de la primera vez que el Capitolio revierte un veto del mandatario. Y la demanda de Trump de aumentar los cheques de estímulo por el Covid de 600 a 2.000 dólares, medida estrella del segundo gran rescate económico recién activado, es rechazada por la mayor parte de republicanos.
El grueso de estos, después de semanas de connivencia con el líder, se ha distanciado ya de sus infundadas acusaciones de fraude electoral y ha reconocido al demócrata Joe Biden como presidente electo.