El cientista social que anunció el fin de la Historia habla ahora del declive de las democracias liberales. Pero es optimista.
Francis Fukuyama madruga para atender a La Vanguardia por Skype. Está confinado en su casa a las afueras de San Francisco, cerca de la universidad de Stanford, donde enseña ciencias políticas. Habló del mundo que viene y es optimista. Ve la pandemia como una gran oportunidad. Es alentador. Su último libro (“Identidad”, Deusto) anticipa la erosión de las democracias liberales a merced de las nuevas políticas identitarias.
Cree que el virus ha desnudado a los líderes populistas como Donald Trump y Jair Bolsonaro. Las respuestas de Fukuyama están editadas para ajustarlas al formato de esta entrevista.
Parece que el coronavirus refuerza los autoritarismos.
La pandemia ofrece a los líderes la posibilidad de acumular más poder ejecutivo. Esto es evidente en Hungría, Filipinas, en muchos países en vías de desarrollo. China lo ha utilizado como excusa para detener a líderes del movimiento democrático en Hong Kong. Me preocupa que se vayan a deteriorar las prácticas democráticas. Pero en realidad no creo que sea un fenómeno universal.
¿La pandemia tiene un lado bueno?
Creo que sí. Ha sacado a muchos países democráticos de la complacencia y ha expuesto la necesidad de más y mejor salud pública, de más inversiones en servicios sociales. Esto es evidente en Estados Unidos, el país rico que nunca ha tenido una sanidad universal robusta. Así que en esta crisis hay oportunidades y dificultades.