Qué ganó y qué perdió Sagasti con la puesta en escena de Alberto F. en Mendoza

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La candidata del Frente de Todos a la gobernación de Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, logró imponerse ante los “capitanes” territoriales de su partido, el Justicialista, en unas elecciones Primarias Abiertas en las que pudo mostrarse como la renovación partidaria y, más allá de la pertenencia, como lo nuevo generacionalmente hablando en política.

De tal modo, sin necesidad de aferrarse a factores ideológicos, avanzó en la concreción de equipos de trabajo y de una nueva estética, en la búsqueda de la posibilidad de una ética que hiciera olvidar o dar por superada a las gestiones peronistas anteriores a la gestión de Alfredo Cornejo, por las que los mendocinos no guardan un buen recuerdo, salvo si fueron parte de ella y quieren ahora volver a tener lugares en la planta del funcionariato.

Sagasti se mostró -como alguna vez se dijo- “vidalizada”. Así, pocos podían “pegarle” y logró atraer a sectores medios a los que antes cualquier mención a La Cámpora o al kirchnerismo les erizaba la piel. La ahora candidata de todo el peronismo representa, lo muestre o no, justamente al cristinismo más puro en Mendoza y dejó en el camino al antikirchnerismo interno, que estuvo jugando a la mancha con todos los que no llegaron a la candidatura presidencial, como son los casos de Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey o Sergio Uñac, por citar algunos, y dejar afuera a intentonas bizarras como la de Guillermo Moreno, por ejemplo, y luego de que Roberto Lavagna iniciara un camino por otro lado.

Con Alberto Fernández impuesto por Cristina Kirchner, al peronismo del conurbano y porteño (el 50% del electorado del país) les llegó una idea de renovación. Y la situación crítica de la economía y los traspiés del gobierno de Mauricio Macri le dieron una catapulta de lanzamiento fenomenal, más aun con la expresidenta puesta en un segundo plano.

A Alberto le fue bien en las PASO. Muy bien. Tanto que lo manchó todo, para bien de unos y para mal de otros.

En Mendoza también obtuvo más votos que Macri.

En el caso de la candidatura de Anabel Fernández Sagasti, algunos pensaron que debía dar un giro para ese lado y allí ahora están las dudas. Sagasti dejó de ser Sagasti y pasó a ser la candidata de Alberto en Mendoza. Prefirió surfear la ola, pero eso le puede traer consecuencias el domingo. Algunos dentro del peronismo piensan que le hará bien y la impulsará a mejores resultados. Otros no buscan que gane, precisamente, para poder facturarle internamente una derrota. Y definitivamente, están los que analizan que, por ejemplo, el acto de ayer en Luján de Cuyo, la perjudicó. ¿Por qué esto último? Hay algunos datos que analizar:

– La presencia de gobernadores que han fracasado les permitieron a la dirigencia de Cambia Mendoza, pero sobre todo a la porción que quede de electorado independiente, recordar el paso de Celso Jaque y Paco Pérez por la gobernación. Estuvo Mariano Arcioni, el Nerón de Chubut, por ejemplo, y fue mostrado como un “activo” del peronismo, igualando semióticamente a todos con él, incluida la mendocina.

– El arribo a un acto de campaña de los mandatarios de provincias empobrecidas notoriamente en aviones de las gobernaciones, llenando el aeropuerto de El Plumerillo de estas lujosas naves (con las que Mendoza, por ejemplo, no cuenta) fue comidilla para medios y dirigentes opositores que refrescan la memoria del despilfarro y la fanfarronería, algo no tolerado por el electorado promedio en Mendoza.

– Como dato colateral, el masivo acto del que también participó, por ejemplo, Alicia Kirchner y que mostró a Axel Kicillof, el último ministro de Economía del gobierno anterior que sostuvo una política de cierre de mercados, le impidió a la candidata Sagasti asistir a un encuentro con la Cámara de Comercio de San Rafael, de importante poder relativo en la opinión pública del eje sur mendocino y que fue usado hasta el hartazgo por el radicalismo, ya que el único candidato que asistió fue justamente Rodolfo Suarez.

Alberto Fernández tuvo su acto con viñedos y montañas de fondo, pudo mostrar poder provincial acompañándolo para afrontar un eventual gobierno que lo tenga al frente en medio de un contexto sumamente complejo desde el 10 de diciembre y lanzó su campaña presidencial, formalmente.

Una interpretación posible es, entonces, que se sacrificó una pieza muy importante del ajedrez político, cual es la candidatura provincial de una pieza propia como Sagasti, en función de poner en situación de jaque a toda chance de Macri y empezar, de este modo, a construir lo que viene.

* Director de elmemo.com.ar 

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