Caso Darthés: De eso no se habla

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Estamos absortos, paralizados, mudos. Los súper machos alfa, los omnipotentes, los que siempre tenemos respuestas a todo, esta vez estamos del otro lado, del lado de los malos.

Claro que no todos somos iguales, o al menos eso nos inventamos para tranquilizarnos. Los malos son los otros, los que las mujeres denuncian.

Pero nadie habla de lo que todos los varones saben (sabemos), y callamos. Ningún medio en ningún formato dijo ni una sola palabra sobre los hombres. Y no me refiero a los abusadores, los violadores, los maltratadores; me refiero a todo el inmenso resto de los hombres que somos padres, novios, maridos, hermanos, amigos, tíos, compañeros de laburo, jefes o empleados.

Los que como en una omertá mafiosa nos callamos la boca y sólo pareciera que son las mujeres las únicas con la potestad de denuncia, de escrache, de vómito de una situación que las entrañas de la sociedad ya no están dispuestas a tolerar.

A vos te pregunto, macho cabrío, ¿de cuántas supiste y te callaste la boca por un código de género? Cerrá los ojos y pensá 30 segundos. Si me decís que fueron menos de diez, no te creo…

A vos, amigo/colega periodista, ¿cuántas situaciones de esas supiste que pasaban en la redacción, en el canal, en la radio? ¿Cuántas situaciones de abuso, maltrato (sexual o psicológico), viste pasar? ¿De cuántas fuiste confesor y miraste para otro lado?

Y a vos, en la oficina o los asados de fin de año, ¿cuántas te contaron?

A vos que laburás en el Congreso o en una consultora, seguro que nunca te enteraste de nada, ¿no?

Hoy, callarse la boca no es más ser un buen amigo o “tener códigos”; es ser cómplice de un delito grave que, si no denunciamos, somos parte de él.

Si con tu silencio apañás al abusador y ponés en duda a la víctima, ¿cómo esperás que mañana tus hijas puedan confiar en vos ante una situación similar?

Seguro que las cosas no cambiarán de un día para el otro. No nos olvidemos que hasta no hace mucho, el derecho de pernada seguía vigente en algunos feudos argentinos. Pero no podemos ser tan hipócritas y mirar para otro lado, dejando a las mujeres solas en esta lucha. ¡En esta lucha estamos todos!

Dejemos de ser tan machitos y empecemos a ser más hombres.

Que los abusadores sepan que no van a tener más cómplices de género.

Animémonos a hablar de lo que hasta ahora no hablamos.

#miracomonosponemos nosotros también!

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