Personaje porteño: Francisco de Escalada

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Fue alférez real del Cabildo de Buenos Aires e integró el Real Consulado, donde redactó una enérgica protesta contra el monopolio del comercio. Votó en contra de la continuidad de Cisneros.

Corría el mes de diciembre de 1835 cuando La Gaceta Mercantil daba cuenta del fallecimiento, el día 5, de don Francisco Antonio de Escalada. Tenía 86 años, altos años para la época. Había nacido en 1749 hijo de un porteño y de una chilena y su vida transcurrió desde la gobernación de Buenos Aires hasta el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Por su posición social ocupó importantes cargos: fue alférez real del Cabildo de Buenos Aires e integró el Real Consulado, donde redactó una enérgica protesta contra el monopolio del comercio. Asistió también al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, donde votó en contra de la continuidad del virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros en el mando.

El 13 de setiembre de 1816 ocupó la presidencia del Cabildo, razón por la cual le tocó proclamar la Jura de la Independencia de las Provincias Unidas, sancionada por el Congreso de Tucumán.

Una avenida de esta ciudad –Escalada– lo recuerda y la bóveda familiar en el cementerio de la Recoleta fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1946.

Digamos de paso que su uniforme de Alférez Real, que ilustra esta nota, se exhibe en el Cabildo porteño.

Juan y Guillermo Parish Robertson, en su libro editado en Londres en 1843 bajo el título “Letters on South America”, se ocuparon de los hermanos Escalada, “dos hombres tan conocidos, respetados y apreciados… ambos nacidos en la misma ciudad y decididos patriotas”.

Al referirse a don Francisco señalan que “era el tipo acabado del español digno y serio, pero también educado. Actuaba en forma prominente en los negocios principales de su ciudad natal … hemos conocido bastante a don Francisco. Nunca hizo mas honor a la toga civil un patriota más decidido … Verlo con su sombrero tricornio, a la usanza antigua, y su vara negra de Alcalde … hacía pensar en un gentilhombre de los mejores tiempos”, recuerdan.

“Pertenecía a una de las familias más distinguidas del país, y su conducta pública fue siempre irreprochable. Sean estas palabras un modesto elogio a uno de los mas distinguidos ciudadanos de Buenos Aires…”, concluyeron.

A su vez, con tono completamente distinto, cierto informante o espía realista que se encontraba entre nosotros por 1817 remitió a las autoridades de España un escrito anónimo titulado: “Idea de los individuos que figuran o tienen alguna influencia en el estado actual de Buenos Aires”.

Y nuestro personaje aparece caracterizado de esta modo: “Don Francisco Escalada; De edad, intrepidez revolucionaria y honrado. Devoto y liberal con los monasterios. Su opinión en probidad, no está bien sentada; sin embargo corre como hombre bueno, y su inclinación es a España”.

Debajo de su nombre alguien acotó el siguiente exabrupto; “Loco, ebrio, exaltado, y por consiguiente, nulo”.

Don Francisco Antonio se casó el 25 de febrero de 1776, según consta en los libros de la parroquia de la Merced, a los 27 años con su prima segunda María Gertrudis Bustillo de Ceballo. Su descendiente Carlos Ibarguren Aguirre apunta: “El asunto resolvióse de esta curiosa manera, en 1774, su hermano Antonio José viajó a España, con poderes suyos, a fin de resolver con el tío Fernando de Escalada sobre el destino de los bienes paternos sitos en Castañeda, y dejar inscriptos a los dos vástagos porteños del finado don Manuel en los padrones de hidalguía lugareños, trámites que refiero con más detalle en la biografía de mi 5º abuelo don Antonio José. A más de tales gestiones, dicho viajero, durante su permanencia en la Madre Patria, acordó con los padres de María Gertrudis el casamiento de esta niña de 13 años con su hermano Francisco Antonio que estaba en Buenos Aires. Aquel ajuste marital pactado al margen de todo sentimentalismo y simpatía recíproca de los novios – que nunca se habían visto ni siquiera escrito – se hizo acaso para evitar algún pleito sucesorio entre los Escalada bonaerenses y los Bustillos españoles. Así las cosas, luego de una estadía de casi dos años en la Península, Antonio José de Escalada se embarcó de vuelta rumbo al Río de la Plata en la fragata “Santa Rosalía”, acompañado por la prometida de su hermano y algunos otros parientes.

En Montevideo, los pasajeros transbordaron de la fragata marinera a la lancha de cabotaje “Nuestra Señora de Begonia”, propiedad de Andrés Pedregal, comerciante porteño. Y el 25 de febrero de 1776, en ese lanchón anclado frente a la rada de Buenos Aires, el capellán de la Real Armada Manuel Mata, que atendía las necesidades espirituales de la tripulación en la velera guerreante “Santa Rosalía”, acompañado por el Notario eclesiástico Antonio Herrera y los testigos Magdalena de Ryan -abuela de la contrayente -, Alejandro Ariza y José Santiago Listeaga, bendijo el matrimonio por poder de María Gertrudis Bustillo con su primo Francisco Antonio de Escalada; el cual, expectante, aguardaba en el muelle del puerto a su desconocida esposa, con una autorización de casamiento en el bolsillo firmada por el canónigo Juan Baltasar Maziel.

El matrimonio se instaló en la calle de la Trinidad (hoy Bolívar) y procreó nueve hijos, y doña María Gertrudis falleció en 1817. De los numerosos hijos Mariano José de Escalada fue el primer arzobispo porteño, que murió en Roma en 1870 cuando participaba del Concilio Vaticano I. Volveremos otro día con más historias de la famosa tertulia de los Escalada.

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