Macri, que tenía la reelección en el bolsillo hace unos meses, no supera hoy en popularidad a su antecesora, Cristina Kirchner.
La posibilidad de que el presidente Mauricio Macri sea reelecto el próximo año, y por tanto de que el peronismo no vuelva al poder, ya sea en la versión kirchnerista o en la “vegetariana”, depende de dos pensamientos entre los votantes: los que consideren que se traicionó a sí mismo lo los que insistan en que, con todas las dificultades mostradas, hay que seguir en este camino.
Si prevalece la idea de que Macri traicionó su mandato -es la palabra utilizada por Confederaciones Rurales Argentinas, que agrupa al campo y era un bastión del macrismo-, el electorado no kirchnerista se volcará con un peronista moderado.
En cambio, si prevalece la idea de que en la Argentina actual lo mejor a lo que se puede aspirar es a un Macri avanzando a trompicones, tortuosamente, hacia el objetivo de modernizar el país porque los constreñimientos culturales y políticos no permiten demasiadas audacias, quizá el Presidente logre, in extremis, el respaldo para un segundo mandato.
Este es parte del análisis del Director del Centro Para la Prosperidad Global de The Independent Institute, Álvaro Vargas Llosa, para el diario La Tercera de Chile.
Los que piensan de la primera forma creen que Macri no sabe lo que hay que hacer y es un populista light. Los que piensan de la segunda forma creen que Macri es razonablemente consciente de lo que hay que hacer pero sensible a la dificultad de gobernar un país donde la mayoría de la gente quiere que el Estado le resuelva todo y huye de la responsabilidad individual como de la peste, y donde el sistema político deja muy poco espacio de maniobra para un no peronista.