El réferi Andrés Merlos había advertido que lo haría después de las primeras dos explosiones. Empataban 0-0 hasta los 22 minutos.
Colón y Vélez apenas pudieron jugar 22 minutos en el estadio Estanislao López de Santa Fe, que esta vez se convirtió en el “cementerio” del fútbol.
La caída de una tercera bomba de estruendo en el área de César Rigamonti obligó al árbitro Andrés Merlos, que había advertido que eso iba a ocurrir, a suspender el partido, por lo que es muy probable que el Tribunal de Disciplina sancione al club local.
Desde el primer lanzamiento de una bomba de estruendo hasta el que obligó a la suspensión del cotejo pasaron apenas 16 minutos.
El hecho fue premeditado porque durante la semana la “barra brava” del “sabalero” visitó el predio donde entrena el equipo -a la vera de la autopista Santa Fe-Rosario- para pedir dinero para acompañar al plantel, lo que fue rechazado por los dirigentes.
Los directivos del club, con José Vignati a la cabeza, expresaron su convencimiento de que los barras entraron al estadio, 5 minutos después de iniciado el cotejo decidida a obligar a la suspensión del cotejo.
Segundos después explotó la primera bomba.