El Mundial fue una especie de purgatorio, un tiempo fuera del calendario en el que creamos todo tipo de promesas y cábalas que seguimos respetando aún después de ser campeones. Durante todo este mes, María Carman registró angustias, alegrías compartidas y recuerdos de otros mundiales felices. El fútbol es, entre tantas otras cosas, una de las formas en las que se transmite el afecto. Para ella, también, es la manera de comunicarse con los varones de la familia.