El designado ministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agroindustria, Sergio Massa, prepara una gira en tres semanas por los principales centros financieros mundiales con el fin de conseguir instrumentos financieros que permitan engrosar las reservas de dólares, y así descomprimir la presión en el mercado cambiario local.
También, esta será la primera gira internacional como “súper ministro” del gobierno del convulsionado gobierno de Alberto Fernández, puesto al que llegó tras un acuerdo con éste y con la vicepresidenta, Cristina Kirchner, para salvar el futuro político de la coalición kirchnerista.
Se trata de la “bala de plata” de la Administración Fernández-Kirchner, como se ha dado en llamar a esta movida de alto riesgo para el aún presidente de la Cámara de Diputados, que hasta ahora se mantenido en reserva y encontró su momento por la aceleración de la crisis desatada por la feroz interna entre el Presidente y CFK.
En Estados Unidos Massa prevé entrevistarse en Washington con funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), el departamento del Tesoro, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el mismo “raid” de hace diez días su fugaz antecesora, Silvina Batakis.
En su caso, el nuevo “hombre fuerte” del gobierno, con un volumen político que Batakis no tenía, buscará convencer a sus interlocutores de que el plan de choque que llevará a la práctica es viable por la coincidencia de los tres socios del Frente de Todos (FdT), respaldo que funcionarios e inversores internacionales no veían que tuviera la jefa saliente del Palacio de Hacienda.
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En suma, Massa deberá prometer que cumplirá con el ajuste acordado con el Fondo pero buscará todas las dispensas y “waivers” posibles, además de aportes extra de fondos soberanos como los de Arabia Saudita, Qatar, Indonesia, Rusia y China a través de diversos instrumentos: “swaps”, REPO y préstamos “puente”.
FMI, el BM y el BID. En los encuentros ha vuelto a trabajar el embajador argentino en EEUU, Jorge Argüello, con fluida relación con el asesor para América latina de la administración de Joe Biden, Juan González. Ambos organizaron de urgencia la agenda de Batakis, quien ya como presidenta del Banco Nación acompañará a su sucesor en la gira como muestra de continuidad, y para tratar de salvar el hecho que significó que fue desplazada cuando aún no había vuelto al país.
En relación con los organismos internacionales de crédito, Massa buscará asegurar la continuidad de la asistencia del BM, que prometió un desembolso de 200 millones de dólares durante la visita de Batakis, y además destrabar los créditos ya otorgados por el BID, que se mantenían trabados por decisión de su presidente, el cubano-estadunidense, Mauricio Claver-Carone, que saludó su llegada al “súper ministerio”.
El equipo de Massa, con Rigo en Hacienda, Tombolini en Comercio y asesores externos
Claver-Carone llegó de la mano de Donald Trump, a finales de 2019, rompiendo la tradición de que ese puesto siempre era ocupado por un latinoamericano. Y en las últimas semanas protagonizó un enfrentamiento con el representante argentino en el banco que terminó la semana pasada en una escandalosa discusión en el directorio.
La escala parisina se concentrará en retomar las negociaciones casi terminadas por Martín Guzmán para renegociar los vencimientos pendientes con el Club de París. Y el último punto de la gira será dedicado a contactar con los poderosos fondos de inversión soberanos de Qatar y de otros países árabes en Doha.
“Las reservas se aumentan de tres modos: con más exportaciones, con la atracción de inversiones productivas y con turismo receptivo. Pero también con préstamos internacionales”, señalaron fuentes cercanas al referente del Frente Renovador, abriendo la posibilidad de conseguir nuevos créditos.
Entretanto, mucho antes de su viaje, Massa tendrá en las próximas 72 horas varios test que aprobar de cara a los mercados, que lo recibieron con un tibio optimismo cuando se conoció su designación el jueves pasado.
Por lo pronto, deberá anunciar su equipo en el Palacio de Hacienda, completar la transición institucional en el Congreso y sentarse a conversar con empresarios, sindicalistas, gobernadores y oposición. Parte de un umbral muy bajo, lo que le dejó ver que hay una posibilidad para él en medio de la crisis.