El flamante rey Carlos III de Inglaterra renovó este viernes la “promesa de servicio durante toda la vida” que había realizado su recientemente fallecida madre, la reina Isabel II, al pronunciar su primer discurso como monarca.
Carlos sostuvo que Isabel II “fue una inspiración y un ejemplo” para él y para “toda la familia”. “Tenemos con ella la deuda más sentida que cualquier familia puede tener con su madre; por su amor, su afecto, su guía, su comprensión y su ejemplo”, añadió.
“La Reina Isabel tuvo una vida bien vivida; una promesa con destino cumplida y se la llora profundamente en su fallecimiento. Esa promesa de servicio de por vida la renuevo hoy a todos ustedes”, manifestó el rey en uno de los párrafos más destacados de su alocución.
“Su dedicación y devoción como Soberana nunca decayó, en tiempos de cambio y progreso, en tiempos de alegría y celebración, y en tiempos de tristeza y pérdida. En su vida de servicio vimos ese amor permanente por la tradición, junto con ese abrazo intrépido al progreso, que nos hace grandes como naciones. El afecto, la admiración y el respeto que inspiró se convirtieron en el sello de su reinado”, agregó Carlos III sobre su madre.
“Y, como pueden atestiguar todos los miembros de mi familia, combinaba estas cualidades con la calidez, el humor y una capacidad infalible para ver siempre lo mejor de las personas Rindo homenaje a la memoria de mi madre y honro su vida de servicio. Sé que su muerte les produce una gran tristeza a muchos de ustedes y comparto ese sentimiento de pérdida, sin medida, con todos ustedes”, añadió.
Luego, Carlos III se refirió al papel que le tocará jugar al frente de la realeza británica. “Las instituciones del Estado han cambiado a su vez. Pero, a través de todos los cambios y desafíos, nuestra nación y la familia más amplia de Reinos -de cuyos talentos, tradiciones y logros estoy tan inexpresablemente orgulloso- han prosperado y florecido. Nuestros valores han permanecido, y deben permanecer, constantes”, analizó.
“El papel y los deberes de la Monarquía también permanecen, al igual que la relación y la responsabilidad particular del Soberano hacia la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia en la que mi propia fe está tan profundamente arraigada. En esa fe, y en los valores que inspira, he sido educado para apreciar el sentido del deber hacia los demás, y para tener el mayor respeto por las preciosas tradiciones, libertades y responsabilidades de nuestra historia única y nuestro sistema de gobierno parlamentario”, aseveró.