Un equipo de paleoantropólogos de Francia y del Chad demostró que el “Sahelanthropus tchadensis”, el representante humano más antiguo identificado hasta la actualidad, a pesar de moverse por los árboles empleando sus cuatro extremidades, era bípedo.

El examen del cráneo y tres huesos de las extremidades del ejemplar permitió establecer que desde hace unos 7 millones de años tenemos esa habilidad.

La capacidad de bipedalismo se considera un paso decisivo en la evolución humana, pero la falta de restos fósiles impedía, hasta ahora, tener claridad de cuán temprano en la historia la adquirimos.

En 2001, estos investigadores descubrieron en el desierto de Djurab, Chad, los restos óseos de varios individuos, incluido un cráneo muy bien conservado, y la orientación y posición anterior del agujero occipital del cráneo y, particularmente, donde se inserta la columna vertebral, indicó el modo de locomoción sobre dos piernas.

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Una serie de análisis antropológicos tanto del fémur como de los dos cúbitos encontrados en el sitio y la posterior comparación de estos resultados con los de una muestra relativamente grande de simios existentes y fósiles, indicaron que el ‘Sahelanthropus” era generalmente bípedo en el suelo, pero probablemente también en los árboles. 

Asimismo, mostraron que el bipedalismo coexistía, en ambientes arbóreos, con una forma de cuadrupedalismo, es decir, con la trepa de árboles facilitada por agarres firmes de las manos.

“La curvatura y las propiedades geométricas de la sección transversal del cúbito […] son indicativas de comportamientos arbóreos habituales, incluida la escalada y/o la ‘escalada cautelosa’, en lugar del cuadrupedalismo terrestre”, aseguraron los investigadores dirigidos por Franck Guy, de la Universidad de Poitiers, en Francia.

Estos resultados, publicados en Nature, refuerzan el concepto de una locomoción bípeda muy temprana en la historia humana, aunque también existían otros modos de trasladarse.