Buenas elecciones

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\”Raíz de dos\” publicó una antología que une a escritores famosos con otros menos conocidos y recorre el territorio nacional. Y \”Mardulce\” reeditó la primera novela de Matilde Sánchez.

Por José Luis Cutello

\”Eecciones\”, una antología publicada por la editorial cordobesa \”Raíz de dos\”, es una de las novedades interesantes del mercado literario argentino en los últimos tiempos. El libro tiene varias virtudes, aunque sin duda la principal está a cargo de la ecléctica selección de cuentos efectuada por su compilador, el editor Federico Racca.

Hay relatos de escritores consagrados por la crítica, el público, las editoriales transnacionales y los premios literarios, como Gustavo Nielsen y Claudia Piñeiro.

También los hay de tótems de las letras argentinas, como Vicente Battista, Abelardo Castillo, Miguel Espejo, Angélica Gorodischer o Sylvia Iparraguirre.

Los hay de muy buenos escritores que no tienen la difusión que merecerían a través de los medios de comunicación, como Jorge Cuadrado, Osvaldo Gallone, Perla Suez o Susana Szware.

Y, finalmente, los hay de escritores de muy bajo perfil en el mercado que aquí nos son revelados como las plumas más delicadas de la antología: la cordobesa Eugenia Almeida, reciente finalista del Premio Rómulo Gallegos con \”La pieza del fondo\”; el chubutense Ariel Williams; y el platense Walter Vargas, reconocido más como periodista deportivo, comentarista de boxeo y uno de los autores de la columna El Francotirador, del diario \”Olé\”.

Es destacable, además, que esos escritores hayan nacido en diferentes provincias, incluso del norte y del sur argentino, y no sean sólo originarios de los grandes centros urbanos de Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe, como es la costumbre del mercado.

Desde un punto de vista estrictamente estético, otra de las virtudes de la selección es la temática que convoca a los cuentistas. Porque si bien la palabra \”Elecciones\”, en un año electoral como éste, suele remitir a una situación de votación, también puede representar una opción, una disyuntiva o una decisión de la que depende -como veremos- la vida y la muerte.

Día de votación. \”Un sobre\”, el cuento de Piñeiro que abre la antología, deleita con el monólogo interior de un hombre acosado por los celos luego de buscar incansablemente su DNI para ir a votar y hallar, por azar, una foto de su mujer desnuda en una cama, con una pierna \”velluda\” que no reconoce.

Como es habitual en las novelas de esta destacada escritora y guionista, el relato sugiere y esconde más de lo que deja traslucir. Y propone un final abierto en el cual el protagonista recuperará su documento e irá a emitir el sufragio con una duda brutal.

Una vez más, Piñeiro desnuda la psicología humana con maestría.

Durante la presentación del libro, que se realizó hace dos semanas en la Biblioteca Nacional, la escritora comentó entre risas que la escena de la pérdida del DNI la había tomado de su ex esposo, \”un desbolado\”. Nadie se atrevió a preguntarle, entonces, de quién había tomado la situación de la foto…

Nielsen, en cambio, guioniza en \”Sufragio\” un delirante cuadro futurista entre un elector que ya entregó su documento y no quiere depositar el voto y una autoridad de mesa que explicará lo inexplicable. Una situación fantasiosa que incluye urnas inteligentes y un voto por un feroz dictador que jamás sería escogido, al menos por la mayoría de nosotros.

Para esta antología, Abelardo Castillo prefirió repetir el relato \”Hombre fuerte\” del libro \”Cuentos crueles\”. Lo mismo que Iparraguirre, que entregó \”En el sur del mundo\”, del libro \”El país del viento\”. En contraste, Battista plantea en \”Ellos vendrán\” una de esas disyuntivas entre maleantes y traidores de la que dependerá la vida. Y en el medio, una intriga que captura a sus lectores hasta el momento final de decisión.

Jorge Cuadrado, el premiado periodista y escritor cordobés, es otro de los puntos altos de \”Elecciones, con su cuento \”El escribiente\”, protagonizado por una especie de ghost writer que no corre peligro, como su homónimo de Roman Polanski, pero que trabaja en el discurso final de un candidato que nunca lo pronunciará.

Sin embargo, en el relato late una historia de amor enigmática que mantiene la tensión narrativa en un punto alto hasta la decepción final.

Otro de los instantes impactantes de esta selección es \”Piedras\”, de Eugenia Almeida.

En pocas páginas, en pocas líneas diríamos, esta escritora cordobesa engarza frases de una belleza poética que articulan la narración con una sutileza tan admirable que dan ganas de que la historia nunca finalice. Es una historia de amor y militancia, de sectarismo y maldad, que invoca lo peor, lo más suicio de la política. Y un personaje central, una mujer, que da a conocer a los lectores cada una de sus reflexiones camino a una elección que, para ella, no será otra cosa que una partida de defunción y un nombre que ya no está, Julián.

Otras dos perlas. Por cuestiones de espacio, no podemos comentar todos los cuentos de la antología, pero antes de cerrar esta parte de la nota, queremos detenernos en otros dos.

El primero es, casualmente, el último del libro, \”La política de Alí\”, de Ariel Williams. Además de elaborar una tesis sobre las decisiones psicológicas que toma un candidato, el relato expone una teoría boxística, una materia cara para otros expertos que integran el libro, Castillo y Vargas.

Aquí, el escritor chubutense presenta un marco impecable: un candidato liviano y corrupto a punto de ser atrapado; un romance entre el narrador, un joven marginal, y la hija de ese candidato; y, paralelamente, una teoría de la política explicada desde los combate de Muhammad Ali e inspirada en una de sus frase de cabecera, \”flota como una mariposa, pica como una abeja\”.

Y todo eso articulado a partir de un personaje, Martez, que subvierte un universo pueblerino.

El segundo cuento es \”Sol de enero\”, de Walter Vargas (Ver \”Adelanto…\”). Aquí hay una elección de las decisivas, una elección hamletiana, si se quiere, entre la vida y la muerte; entre un borracho que está a punto de dispararle al que, según parece, le \”sopló\” la mujer y el que recula por la amenaza.

Lo más logrado de este relato, nos parece, es la reconstrucción del habla popular en un barrio suburbano. El mundo de los humildes que viven en la periferia más pobre y desangelada, sin dejar de hablar correctamente.

Porque los personajes que inventa (o que conoce) Vargas, más allá de transgredir normativas del español, utilizan la lengua con una propiedad territorial pocas veces leída. Y si algunos la usan para insistir en la obviedad, otros profieren verdades filosóficas a lo Viejo Vizcacha, pero no con sentencias cínicas como el personaje de José Hernández o sus seudo-imitadores políticos actuales, sino con verdades cargadas de sabiduría popular.

En suma, una muy buena historia, con una carga de tensión admirable, un uso del enigma casi policial y un manejo de la lengua que hace vacilar a más de un Licenciado de Letras.

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