Dilma Rousseff, contra las cuerdas

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La presidenta de Brasil soportó multitudinarias manifestaciones el pasado domingo, que se suman a los abucheos cuando ingresaba a un foro empresarial en Sao Paulo, y cacerolazos durante su discurso por el Día de la Mujer. Ya hay una nueva protesta programada. ¿Es viable el \”impeachment\”?

La ola de protestas que recorrió Brasil el pasado domingo sacó a la luz la indignación por la corrupción en Petrobras y la falta de respuestas del gobierno, un guante que fue recogido por la presidenta Dilma Rousseff, quien dijo estar dispuesta a dialogar con “quien sea”.

Por primera vez, la mandataria fue el blanco excluyente de todos los dardos lanzados por cerca de 1,7 millones de personas que salieron el domingo a las calles, hasta hace no mucho patrimonio del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).

Y ese descontento no le dio tregua a Dilma desde que comenzó su segundo período en el palacio de Planalto en enero pasado.

“El gobierno tiene la obligación de abrir el diálogo”, dijo durante una conferencia de prensa en Brasilia, en su primera reacción tras las marchas que tapizaron decenas de ciudades del país sin una convocatoria partidaria.

“Cuando las personas se manifiestan en las calles, es obligación del gobierno escuchar lo que ese acto coloca en la coyuntura”, agregó durante una nueva jornada agitada y tumultuosa para su gobierno.

Mientras Rousseff hablaba, la fiscalía de la nación denunciaba al tesorero del PT, Joao Vaccari Neto, por corrupción y lavado de dinero vinculados a la trama de la petrolera estatal. El procurador Deltan Dallagnol detalló que Vaccari había pedido que parte de los sobornos pagados en la red delictiva fueran desviados “a través de donaciones electorales”, según los testimonios de otros involucrados en el caso.

“Tenemos evidencias de que Joao Vaccari Neto tenía conciencia de que esos pagos fueron hechos a título de soborno”, dijo Dallagnol.

De acuerdo con la acusación, el tesorero del partido fundado por Luiz Inácio Lula da Silva habría recibido 24 donaciones en 18 meses por unos 4 millones de reales (hoy 1,2 millones de dólares).

Multitudes. Además de las manifestaciones multitudinarias de este fin de semana, Rousseff debió soportar sólo en marzo abucheos en su propia cara cuando ingresaba a un foro empresarial en Sao Paulo, cacerolazos durante su discurso por el Día de la Mujer y también el domingo por la noche, cuando dos de sus ministros daban una respuesta oficial a las marchas. Y ya hay una nueva protesta programada para el 12 de abril.

Popular al inicio de su primer mandato, cuando hizo una “limpieza” de su gabinete despidiendo a media docena de ministros acusados de corrupción, hoy se critica a Rousseff su falta de “cintura política” para gestionar una crisis que es alimentada a raudales por el escándalo en la petrolera estatal, que lanza fragmentos en la alianza gobernante y se acerca cada vez más a la fuerza oficialista.

“La elección del 2014 fue muy apretada y como esa diferencia fue muy pequeña (3,3%), parte de la sociedad ve una menor legitimidad en la victoria. Hay una frustración muy grande desde ese momento electoral, que se potenció con la corrupción y se acumuló sobre el deterioro de la situación económica”, dijo a la AFP Michael Mohallem, politólogo y profesor de la Fundación Getulio Vargas, en Rio de Janeiro.

“Lo importante ahora es que el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial armen una agenda que se ocupe de los reclamos de la gente: corrupción, mayor participación ciudadana y financiación de los partidos políticos”, añadió.

La resaca que dejaron las protestas incluye también el factor incertidumbre. Muchos mostraron su angustia por “el futuro” del país en una movilización convocada desde las redes sociales, que no tuvo liderazgo ni agenda política pero superó las expectativas de un gobierno que debió armar un mini gabinete para la ocasión.

Presión en alza. Los que salieron a trajinar las calles de Brasil estaban unidos por el fastidio ante la corrupción en la petrolera, hasta hace poco el orgullo local, pero también reivindicaban pedidos diversos: un juicio de destitución de la presidenta, la salida de jueces de la Corte Suprema y hasta una intervención de las fuerzas armadas.

Pero la mayoría de los datos indican que no hay ambiente ni elementos para un “impeachment” (destitución) de Rousseff.

“La opinión pública entró en el juego. Y ese es el dato más importante”, dijo a la AFP el analista André Cesar.

Al descontento de quienes no votaron al PT se suma el de muchos simpatizantes del gobierno descontentos con el ajuste fiscal en curso para ordenar las cuentas públicas, controlar la inflación y retomar el ansiado crecimiento. Nada fácil cuando alguno de los exdirectivos de Petrobras confesó haber desviado 100 millones de dólares a sus cuentas personales en Suiza.

El lunes, Rousseff insistió con el rumbo: “No voy a dejar de decir a todos que queremos llevar adelante el ajuste”.

¿Es viable el “impeachment”? El “impeachment” de Rousseff es el principal reclamo de dos de los movimientos que convocaron las protestas: el Movimento Brasil Libre (MBL) y Revoltados Online, que aseguran que la presidenta es culpable “como mínimo por omisión” en el escándalo de corrupción en Petrobras.

Sin embargo, expertos jurídicos aseguran que esa posibilidad es remota y no hay elementos que permitan llevarla adelante.

“Es un reclamo de la calle, no es jurídico ni político. No están ni siquiera presentes las condiciones jurídicas para hacer un ‘impeachment’. No hay delito ni improbidad administrativa” de Rousseff, dijo a la AFP Michael Mohallem, profesor de la facultad de Derecho de la universidad privada Fundación Getulio Vargas.

Primero debe existir una denuncia contra Rousseff, que debe ser aprobada por dos tercios de la Cámara de Diputados y pasar por un proceso especial en el Senado. Por esto muchos estiman que es una decisión más política que jurídica. Pero se precisan pruebas de improbidad.

Además, “el Congreso tiene muchas otras cosas de las que preocuparse en este momento, como las investigaciones en relación a la Operación Lava Jato [que develó el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras], y no veo que haya contexto allí para impulsar un ‘impeachment'”, añadió Mohallem.

El ministro de la Corte Suprema Ayres Britto consideró que no hay posibilidad de que el pedido de destitución de Rousseff avance.

“Pedir el ‘impeachment’ en una protesta libre, todo bien. Pero la presidenta de la República en el curso de este mandato que mal se inicia no cometió ningún crimen, que es el presupuesto de un ‘impeachment'”, dijo Britto este lunes a la TV Globo. “No existe la menor posibilidad”, dijo.

“Hasta el momento no hay ningún elemento jurídico, político para sustentar” un impeachment, coincidió Elcio Trujillo, especialista en Derecho Constitucional de la Universidad Estatal de Sao Paulo (Unesp). “No hay ningún indicio de delito practicado por la presidenta”, ningún “crimen de responsabilidad”, acotó.

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