El presidente Barack Obama cedió en su pretensión de aplicar impuestos a los más ricos de manera equivalente a la baja del gasto social.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció anoche (domingo 31) que republicanos y demócratas llegaron a un acuerdo sobre el proyecto de aumento del tope de deuda, pero les pidió a los legisladores de los dos partidos que mañana \”apoyen ese plan con sus votos para evitar el impago de nuestras deudas\”.

Sin embargo, la Administración Obama deberá esperar hasta mañana para que sea aprobada por el Parlamento.

En un mensaje televisado desde la Casa Blanca, Obama aseguró que los líderes de ambas cámaras \”han llegado a un acuerdo que reduce el déficit y evita la moratoria\”.

John Boehner, líder republicano en la Cámara de Representantes, pidió a su vez un apoyo unánime en la votación de mañana (lunes 1º). \”Son sólo recortes al gasto público. Nada en ese acuerdo viola nuestros principios\”, afirmó.

Los líderes del Congreso someterán el acuerdo a sus respectivas bancadas parlamentarias con el fin de que pueda ser aprobado en las dos cámaras el mismo día, 24 horas antes del plazo establecido por ley para la cesación de pagos.

En el Senado, la postura anunciada por el demócrata Harry Reid y el republicano Mitch McConnell permite garantizar que el acuerdo será aprobado con poca resistencia, pero en la Cámara de Representantes las cosas no serán tan fáciles.

Allí, el \”Tea Party Movement\” es capaz de arrastrar a un centenar de representantes y los sectores más liberales del Partido Demócrata tienen alrededor de 70 representantes, por lo cual es necesaria una votación conjunta de los moderados de los dos partidos para sacar adelante la votación.

Obama afirmó que el acuerdo incluye la reducción inmediata de 1 billón de dólares de gastos y no descarta, en un segunda etapa, la posibilidad de algunos aumentos de impuestos, aunque esto ha quedado condicionado a otras negociaciones en los próximos meses.

Las reducciones del gasto serán significativamente mayores que las que proponían los demócratas: ascenderán a 3 billones de dólares en diez años y afectarán a los programas sociales más necesarios para los pobres, incluida la asistencia sanitaria y las ayudas a impedidos físicos o las familias con escasos recursos.

\”¿Es este el compromiso que yo hubiera preferido? No\”, confesó el Presidente, quien sin embargo advirtió que es un acuerdo que \”permite afrontar seriamente el problema del déficit y termina una crisis que hubiera tenido efectos devastadores\”.

Minutos antes, ante el pleno del Senado, Reid señaló que este pacto \”probablemente no satisface a los republicanos y desde luego no hace felices a los demócratas, pero el Congreso va a actuar unido ante una situación crítica\”.

McConnell, por su parte, señaló aliviado que \”el peligro de una suspensión de pagos ha desaparecido\”.

El resultado se aproxima a las exigencias republicanas: que el levantamiento del límite de deuda, imprescindible para evitar la quiebra, se haga de forma escalonada y sea por una cantidad idéntica al volumen de recortes públicos que se acepten.

En ningún caso, por lo menos en la primera etapa, se aplicarán subidas de impuestos a las mayores fortunas.

Obama consiguió, a cambio, que la apliación de la deuda no tenga que ser votada de nuevo por el Congreso en enero de 2012, tal como querían los republicanos, sino que tendrá vigencia automáticamente hasta comienzos de 2013, pasadas las elecciones presidenciales de finales de año próximo.

De forma inmediata se aplicarán recortes por 1 billón de dólares sin afectar a los programas sociales y se ampliará el límite de deuda por una cantidad igual, lo que le permite al Gobierno pagar sus gastos por lo que queda de año.

Simultáneamente, se pone en marcha una comisión bipartidista con plenos poderes para decidir recortes suplementarios por otros dos billones de dólares.

La cifra que finalmente decida esa comisión tendrá que ser aceptada sin enmiendas por el Congreso este mismo año y, entonces, se elevaría de nuevo la deuda de forma automática por el mismo monto que los recortes que se fijen.

De esta manera, los republicanos consiguen imponer su principio de que el tope de deuda, que actualmente asciende a 14,3 billones de dólares, no aumente ni un dólar por encima de la reducción del déficit.

Y Obama obtiene dinero para que la Administración siga funcionando normalmente hasta el final de su mandato.

El Presidente cedió en el principio de aceptar recortes de gastos sociales sin una compensación de aumento de impuestos a los ricos.

Pero el Partido Republicano transmitió una imagen de radicalismo e irresponsabilidad que genera dudas sobre su capacidad para gobernar, lo que podría significar que su actitud en esta crisis le haga perder votantes independientes en los comicios de fin del año próximo.

Según los analistas en Washington, las presiones del \”Tea Party\” debilitaron la unidad del partido y sus principales líderes, particularmente el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, también.