De la mano del director de \”Un novio para mi mujer\”, se estrenó esta nueva película plagada de \”argentinismos\”, donde la pasión por el fútbol se mezcla con la amistad y el amor paterno.
Si hay una práctica que resulta ser representativa de la cultura argentina esa es el fútbol, y Eduardo Sacheri, artífice de la novela en la que se baso la oscarizada: “El secreto de sus ojos”, lo sabe muy bien. Por eso, en esta ocasión nos trae, junto al director Juan Taratuto, un nuevo relato “futbolero” que nos habla de la identidad, la pasión y la amistad.
“Papeles en el viento” cuenta la historia de tres amigos: Mauricio, Fernando y “El Ruso” (Pablo Echarri, Diego Peretti y Pablo Rago), mientras intentan recuperar la inversión que hizo “el mono” (Diego Torres), cuarto integrante del grupo, en una promesa futbolística del interior, tiempo antes de fallecer. Con el objetivo de dejarle algo a la hija del mono, estos tres personajes irán ideando a lo largo del film diferentes estrategias para vender el pase del jugador, a la vez que tendrán que lidiar con los variados contratiempos que esto conlleva en el mundo del fútbol actual.
La historia se compone de un relato que funciona en dos tiempos distintos, un presente lineal en el que se nos contará las vicisitudes de estos tres amigos mientras intentan vender al “crack” de Santiago del estero, y un pasado que nos ira llegando a modo de flashback, donde el personaje encarnado por Diego Torres aún se encontraba con vida, con la clara intención de darle significado a las acciones de los personajes e imprimirle cierta emotividad a la narración.
Sin embargo, hay que decir que, a pesar de que logra sacarnos algunas risas en momentos puntuales, sobre todo gracias a las buenas interpretaciones de Peretti y Rago, la película no logra el efecto deseado, dejándonos en el rostro una mueca que no terminaremos de discernir si es de tristeza o de alegría.
Esto sucede principalmente por dos cuestiones importantes: la primera es la floja interpretación de Diego Torres en un papel clave en los momentos más emotivos de la película, y la segunda es el desacertado uso de la cámara por parte del director en algunas escenas, quitándole dramatismo a las mismas y dejándonos poco espacio para la emotividad en un film que, por su temática, debería tocar las fibras más íntimas de la argentinidad.
Da la sensación de que la idea y el planteamiento de la cinta no han sido del todo mal concebidas, hay en el film de Taratuto ciertas situaciones y momentos cómicos remarcables. No obstante, la ejecución de ciertos pasajes y algunas malas decisiones en cuanto al reparto, parecen haber dejado lastrada una buena oportunidad de mostrar las bondades que tiene la pasión por el fútbol respecto de la amistad, el compañerismo, la identidad y la posibilidad de compartir con otras personas algo tan inmaterial como un sentimiento.