Mercados – Después del “crack”: Los “Navy Seal’s” del mercado

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La operación que terminó con el asesinato de Osama Bin Laden enseñó que la diferencia entre los distintos cuerpos militarizados es el tiempo de sus operaciones. Para algunas, la velocidad es clave. Lo mismo ocurre en los convulsionados mercados financieros.

Por Gustavo Fiuma

Ya pasó un año. Pero muy pocos se olvidarán del 6 de mayo del 2010 en Wall Street. Eran las 14.40 y sólo hicieron falta 10 fatales minutos de operaciones. El pánico generado no se había visto desde el \”crack\” de 1987. En ese breve lapso se negociaron 1.300 millones de acciones, unas seis veces el promedio. Los precios de los mercados neoyorkinos y de Chicago se derrumbaron. El Dow Jones cayó casi 1.000 puntos y el S&P 500 perdió más de 10,5%. En 15 minutos se esfumaron 860.000 millones de dólares, casi tres veces el PBI argentino. Fue una \”tormenta perfecta\”. Pero tiene un final abierto.

Élite. Semanas atrás el mundo se desayunaba con la muerte de Osama Bin Laden a manos de un grupo comando de la tropa más calificada de la marina estadounidense. Los \”Navy Seals\” saltaron a la fama y ocuparon las tapas de los diarios y los noticieros de todo el mundo. Los medios se sumergieron en el submundo de estas tropas especiales educando a televidentes y lectores. Lo que quedó claro es que la diferencia entre los distintos cuerpos de élite de los actuales ejércitos es fundamentalmente el tiempo en el que realizan su misión. Los \”boinas verdes\” del Ejército norteamericano (o los \”boinas azules\” del ejército soviético) de las guerras del sudeste asiático, en los \’70, llegaban a estar entre tres días y tres meses en territorio enemigo. En cambio, los \”Seals\” permancen unas horas o como mucho dos días, es decir, llevan a cabo acciones muy rápidas buscando resultados inmediatos. Los \”Navy Seals\” son elegidos entre los mejores, tienen un duro entrenamiento y disponen de equipos de la más alta tecnología. Se los considera auténticas máquinas de guerra.

Lo mismo ocurre en los mercados financieros y bursátiles del mundo. En las Bolsas también operan equipos como los \”Navy Seals\”. Se trata de \”teams\” de brokers que cuentan con tecnología de punta, lo que les permite estar un paso adelante de los inversores individuales en los mercados. Esto se refleja no sólo en los rendimientos alcanzados sino también en el número de operaciones positivas que realizan a lo largo del año. Se caracterizan por apostar al corto plazo, al igual que las operaciones que desarrollan las tropas de élite. Estos brokers disponen de una serie de herramientas y recursos que pocos particulares pueden tener. En general, se ocupan de \”programar\” sistemas automáticos y buscar fallas en los sistemas de información para tener más oportunidades de \”trading\” que el resto de los operadores. Emplean líneas \”punto a punto\” con la fuente principal de información, tanto sea con el mercado propiamente dicho, la Bolsa con que se opera, como con las principales agencias de noticias, lo que les brinda unos microsegundos de ventaja frente a otros operadores, y con el uso de equipos informáticos muy potentes transforman la ventaja en montañas de dinero.

Llegan incluso a disputarse el estar físicamente más cerca de la fuente primaria de información, porque tener una línea directa a los datos del mercado constituye una ventaja. Un ejemplo es Alemania, donde ha habido brokers que pagaron un \”plus\” para poder alquilar justo al lado de la Bolsa de Francfurt.

Algunos inversores individuales intentan copiar este accionar mediante sistemas similares: contratan un ADSL con tráfico garantizado e invierten en computadoras más sofisticadas que les permitan gestionar rápidamente tanto órdenes como sistemas de gráficos.

Los \”Navy Seals\” de los mercados buscan ineficiencias y necesitan potentes \”softwares\” que estudian los datos para poder lanzar órdenes de compra-venta unos microsegundos antes que el resto de los operadores que están delante de las pantallas. De ahí la importancia que tienen los buenos recursos para gestionar tanto volumen de información.

Estos sistemas automáticos, por ejemplo, fueron los causantes del \”crack\” del 6-M que vio derrumbarse a Wall Street más de 10% en pocos minutos, cuando los programas de trading electrónico hicieron saltar los \”stop loss\” (orden automática de suspender una cotización u operación a determinado nivel de precios) en un mercado sin profundidad -con pocas posiciones compradoras-, según explicó el director de operaciones del NYSE, Larry Leibowitz.

Las máquinas fueron las protagonistas de la estrepitosa caída del Dow Jones, en porcentaje la mayor desde el \”crack\” de 1987 y, por su brevedad, la más intensa de la historia de la Bolsa neoyorquina.

La versión oficial dice que la causa pudo estar en un error ortográfico de un \”trader\” del Citibank, que habría escrito una \”b\” de \”billion\” en lugar de una \”m\” de \”million\” en una venta de acciones de Procter & Gamble, que en ese momento llegaron a caer hasta el 36,3%.

Si bien en el NYSE se detonó un freno automático a las operaciones, en otros mercados como el Nasdaq o el de Chicago no se produjo y las órdenes de venta que entraban por sus plataformas electrónicas no encontraron contrapartida suficiente y tumbaron las cotizaciones.

Días atrás y luego de conocerse un informe oficial sobre la investigación de lo sucedido ese fatídico 6 de mayo, el mercado se despachó con que un \”crack súbito\”, o sea una brusca caída como la de aquel día, puede repetirse, pese a las medidas preventivas adoptadas por el gobierno estadounidense.

Para los investigadores del NYSE y de la SEC y la CFTC (fiscalizadores de los mercados de EE.UU.), lo del 6-M fue la suma de varios eventos y por eso se habla de una \”tormenta perfecta\”, como una excusa ante la falta de buenas explicaciones, que desembocó en una súbita caída del Dow Jones seguida de una remontada igual de rápida.

\”Asistimos a dos eventos: un sismo y luego un maremoto\”, resumió James Angel, profesor de Finanzas de la Universidad de Georgetown. El \”sismo\” fue una transacción masiva lanzada por un administrador de acciones: la venta de 4.000 millones de dólares en títulos financieros asociados al índice bursátil Standard & Poor\’s 500. La operación se realizó informáticamente en un breve lapso, en un momento en que los mercados ya estaban muy sensibles por las dificultades presupuestarias de Grecia. Entonces ocurrió un \”maremoto\” que sumergió a los mercados: la transacción provocó operaciones automáticas de venta. Los operadores, superados por los hechos, se retiraron de las mesas de trading. Algunos títulos fueron suspendidos en el NYSE, pero no en algunas plataformas electrónicas. Y la falta de liquidez llevó a movimientos extremos, con algunas acciones cayendo a cero.

Cortacircuitos. Tras esta loca sesión, el controlador bursátil, inquieto al ver que los inversores individuales desertaban de Wall Street, reaccionó rápido. Desde junio, instaló \”cortacircuitos\” que causan una suspensión de las acciones que caen 10% para los títulos más negociados. Estas medidas fueron ampliadas y ajustadas, hasta la presentación a comienzos de abril de un sistema más complejo que registra la evolución de los títulos y prevé pausas en las operaciones en caso de movimientos bruscos.

Para Joe Mecane, uno de los responsables del operador bursátil NYSE Euronext, las medidas adoptadas permitieron avanzar mucho. \”Creamos un ambiente fragmentado y competitivo, con muchos mercados diferentes relacionados, que funciona bien el 99% del tiempo, pero una de las lecciones (del crack) es que esos nexos, sobre todo en medio de tensiones, no funcionan tan bien como en períodos normales. Herramientas como los cortacircuitos son una forma de reunir la liquidez y asegurarse de que las diferentes plataformas interactúen\”, estimó.

La SEC también adoptó medidas para impedir a ciertos operadores poner órdenes ficticias (destinadas a ser anuladas), como las que alteraron las transacciones aquel 6 de mayo. \”La principal lección sacada es que el mercado reúne a numerosos agentes informatizados, y que cuando esos programas interactúan, surge una actitud imprevisible, irracional\”, consideró Ciamac Moallemi, profesor de la Columbia Business School.

Del informe oficial también se desprende que el trabajo para prevenir una repetición todavía no terminó. Lo hecho hasta ahora podría prevenir que acciones de compañías como Accenture no caigan de 41 dólares a apenas un centavo, como ocurrió el 6-M. David Shillman, director adjunto de la división de Operaciones y Mercados de la SEC reconoció que si bien estas iniciativas hasta ahora han funcionado, hay que tomar más medidas. \”Es una tarea constante de la comisión asegurarse que la estructura de regulación esté al día con los mercados\”, dijo Shillman recientemente. \”Tenemos que estar en coordinación con el mercado de futuros. No queremos un mundo en el cual cortacircuitos de una sola acción salten a umbrales más bajos mientras el índice sigue negociándose\”.

Que la estrategia de cobertura de un fondo de inversión haya producido una reacción en cadena que detonó la mayor caída del Dow Jones desde 1987, obligó a la SEC a tomar medidas para resolver los problemas que crea la fragmentación del mercado en las bolsas de valores. Que la venta precipitada de acciones se originara en un recinto de futuros que dirige CME Group en Chicago, supervisado por la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Primarios (CFTC, por sus siglas en inglés), muestra por qué conseguir una mayor coordinación podría ser una de las mayores dificultades que enfrenta la SEC.

Aunque se culpó a la negociación electrónica por contribuir a la corrida, los reguladores no tienen muchas más opciones que recurrir a las computadoras para prevenir otra, advirtió Frank Hatheway, economista principal y vicepresidente de Nasdaq OMX Group de Nueva York. Antes que existiera la negociación electrónica, \”cuando había algún problema, el sistema se ponía en marcha y las operaciones eran manejadas por un ser humano\”, explicó Hatheway. \”Ahora, estamos instalando sistemas que hacen lo que solían hacer las personas en lo que se refiere a manejar los imprevistos. No hay otra alternativa\”.

La historia oficial cuenta que aquél día todo falló. Pero, por un momento supongamos que es cierto que un operador del Citibank confundió la letra \”m\” por la \”b\”. Al salir a vender al mercado (esto es, al mejor comprador de ese momento sin importar el precio) billones de acciones de Procter & Gamble, las órdenes de compra que estaban cargadas por debajo del precio de ese momento, 62 dólares, fueron ejecutadas una por una, hasta que todas fueron \”calzadas\”, lo cual ocurría a 39,37 dólares. Nunca se alcanzó ese precio en el NYSE, que se paralizó por 90 segundos, el tiempo que permite a las partes establecer de una forma ordenada el precio de la acción. El problema es que las máquinas buscaron liquidez en plataformas como el Nasdaq. Esa baja tan pronunciada de P&G (37% en instantes) hizo que cayera fuertemente el Dow Jones y el S&P 500, de los cuales P&G forma parte. A su vez, esta caída hizo que saltasen los \”stops loss\” de otros papeles que también cotizan allí.

¿Cómo es la dinámica? Por ejemplo, si uno tiene 1.000 acciones de P&G compradas en 62 dólares y no quiere perder más de 10.000 dólares en esa operación, puede poner un \”stop loss\” en 52 dólares y estar protegido frente a una fuerte baja. Al caer Procater en forma tan violenta y arrastrar a los índices en la debacle, primero las órdenes \”stops\” contingentes comenzaron a ejecutarse y luego las computadoras emitieron órdenes de venta con el High Frecuency Trading (programas informáticos que ejecutaron órdenes de venta en nanosegundos) acelerando con ello la baja. A su vez, sucede que existen muchos inversores que operan con leverage (apalancados), esto es, tomando dinero de los brokers y dejando sus acciones en garantía. Cuando las acciones que tienen en garantía caen, los brokers producen \”marging calls\” (llamadas de márgenes) pidiendo a sus clientes que repongan capital como garantía o vendan las posiciones. Cuando esas llamadas no son contestadas, el broker tiene el derecho a vender la posición de los clientes a cualquier precio para reponer garantías. Por lo tanto, los \”marging calls\” comenzaron a saltar, y como no hubo tiempo de hacer nada en 5 minutos, los brokers (en realidad, los sistemas de software operativos de los traders) salieron a vender a precios de mercado las acciones de sus clientes apalancados. Muchas de estas órdenes fueron ruteadas automáticamente mediante \”Dark Pool Liquidities\” sin tener idea de dónde estaban los compradores, que, producto de la caída, habían sido desplazados a precios muy lejanos a los últimos operados.

Ahora bien, ¿quiénes perdieron y quiénes ganaron? Hubo dos grandes perdedores. Por un lado, los inversores que estaban apalancados. Al operar con dinero prestado y perder valor dramáticamente las acciones que habían dejado en garantía, los brokers salieron a vender a cualquier precio propiciando pérdidas monstruosas. Algunos brokers pueden haber perdido bastante dinero en la caída porque lo recolectado por la venta de las posiciones de sus clientes puede no haberles cubierto las pérdidas de los mismos, y ellos deben responder hasta que puedan cobrarle a los inversores. En segundo lugar, perdieron los inversores de largo plazo que habían cargado órdenes \”stop loss\”. Un ejemplo sencillo: supóngase que un inversor de largo plazo en P&G, para estar cubierto, pone una orden \”stop loss\” en 42 dólares (32% por debajo del precio anterior a la caída). Al derrumbarse el precio, que llegó a 39.37 dólares, el \”stop loss\” salta y vende la posición en un valor cercano a 42 dólares. A los 10 minutos, P&G había rebotado y operaba nuevamente en 62 dólares, pero su posición había desaparecido (había pasado a otras manos a 42 dólares por acción) y si las quería reponer debía hacerlo ahora a ese precio, y asumir una pérdida del 32% en 5 minutos.

Ganaron quienes estaban \”oportunamente\” frente a la pantalla en el momento de la caída, no entraron en pánico por lo que estaban viendo y salieron a comprar a precios de liquidación papeles de empresas de primera línea. A los 20 minutos pudieron vender lo comprado con ganancias de 30% o más.

Delicias del trading electrónico. Hace poco el senador demócrata Ted Kaufman denunció que se veía una vez más \”el potencial de los ordenadores gigantes de alta capacidad para alterar el mercado y crear el caos\” en lo que llamó \”la batalla de los algoritmos\”.

Los inversores individuales están preparados para una \”guerra de guerrillas\” en las Bolsas, pero no pueden competir con los \”Navy Seals\” de los mercados. Están ahí y en cualquier momento pueden hacer blanco con sus armas.

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