El cardenal primado de la Argentina emitió un comunicado en el que indicó que el dictador Jorge Videla dejaba de ser padrino del hijo de un desaparecido. Pero él no tiene nada que ver en el asunto.
En rigor, la decisión sobre si Jorge Videla sigue cumpliendo las condiciones para ser padrino de bautismo de alguien está en manos de Jorge Lugones, el obispo de Lomas de Zamora, la diócesis en la que bautizado Gastón Castillo, el hijo de un militante desaparecido que le reclamó legalmente a la Iglesia católica que le quitara el padrinazgo del dictador.
Sucede que el Derecho Canónico establece que alguien puede ser padrino si cumple una serie de condiciones. La primordial, si es cristiano. Y Videla no es cristiano, en el sentido de que es asesino y torturador, dos delitos públicos, y él no se ha arrepentido públicamente sino todo lo contrario. De cualquier modo, hasta aquí nadie en la jerarquía de la Iglesia católica parecía haber reparado en este “detalle” y Videla siguió recibiendo todos los sacramentos a pesar de que, era obvio, había perdido su condición de cristiano.
Ahora bién, ¿por qué Bergoglio se metió donde no debía? “Porque, como siempre, monseñor quedó bién y gratis”, explicó a Gaceta Mercantil un obispo retirado. El comunicado de Bergoglio es inútil porque no era él quien debía “liberar” a Videla del padrinazgo, sino monseñor Lugones, quien no emitió opinión sobre el tema hasta el momento y podría desautorizar al obispo de Lomas en el futuro.
Pero tal cosa es difícil que ocurra: Videla sigue pudiendo comulgar porque Lugones no abrió la boca y Bergoglio quedó como un regio, porque se anticipó. Lo que se dice un primado con cintura política.