El equipo de Gareca derrotó 2-1 a Peñarol, que en la ida había triunfado 1-o, por lo que el resultado global lo favoreció. Silva erró un penal clave. Ahora los uruguayos definirán ante Santos.
Se terminó la ilusión: en Liniers, Vélez le ganó 2-1 a Peñarol pero por el resultado del primer partido no le alcanzó para llegar a la final de la Copa Libertadores. Así, los uruguayos definirán ante el Santos de Brasil. Silva erró un penal clave que le hubiese dado la clasificación al Fortín.
Peñarol sorprendió de entrada. La previa hacía suponer que el Carbonero saldría a aguantar el 1-0 que había conseguido en la ida. Pero no. Aunque bien ordenado y con dos líneas de cuatro prolijas, el rojinegro salió a taparle todos los espacios al Fortín, obligando.
Así, el equipo de Gareca se complicaba y lo único que hacía era chocar ante un rival que nunca quedaba pagando. Martinuccio, sólo arriba, se la ingeniaba para complicar a una defensa local que le costaba. Tanto que el delantero casi sorprende no bien empezado el partido, pero el salvador fue Barovero.
Orden y progreso fueron las bases de Peñarol. Así construyó hasta ponerse en ventaja con un gol de Mier, que obligaba a Vélez a reaccionar de inmediato. Y lo hizo: Silva se empezó a enchufar, Martínez comenzó a desequilibrar y así llegó el gol de Tobio cuando se moría el primer tiempo. Todo, tras un gol mal anulado al Burrito.
Vélez necesitaba dos goles, los mismos que en un principio, pero le restaban apenas 45 minutos. Y los méritos para conseguirlo no eran muchos. Con un Moralez apagado y un banco se suplentes que no se movía, el Fortín intentaba como podía: centros, algún desborde de Papa o Tobio… escaso y poco profundo.
Pero cuando parecía que a Vélez se le empezaban a cerrar todos los caminos, aparecieron ellos: Martínez se la bajó de pecho a Silva y el Pelado definió cruzado para poner el 2-1 y dejar abierta la esperanza de que con un tanto más, la final viajaba a Buenos Aires.
Todavía le quedaban 24 minutos al Fortín para concretar su sueño. En el medio, Ortiz se fue expulsado y eso complicó aún más a los locales, que igualmente no se rindieron. El Burrito, gran figura, siguió luchando. Tanto, que hasta le cometieron un penal del que se hizo caro Silva, pero el autor del primer gol esta vez no pudo, se resbaló y la tiró por encima del travesaño cuando iban 74′.
Esa fue, acaso, la última que tuvo el conjunto dirigido por Gareca, que acusó el golpe por la gran chance desperdiciada. Aunque terminó atacando a unos uruguayos que a esa altura apenas si recurrían al contraataque, no le alcanzó.
Así, entonces, la ilusión de volver a una final de Libertadores tras 17 años deberá seguir esperando en Liniers; mientras que Peñarol disputará la definición ante el Santos de Brasil, que dejó eliminó en semifinales a Cerro Porteño, de Paraguay.