Una biblioteca con gatos y callejones

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En su casa de la Colonia Portales, un barrio popular de Ciudad de México, se apilaban más de 24.000 libros e historietas en estantes desordenados, sobre el piso o en sillones, mesas y escritorios por donde trepaban sus gatos.

Por Andrea Sosa Cabrios (dpa)

Las estanterías de madera de la biblioteca Carlos Monsiváis imitan una ciudad con edificios multifamiliares, rascacielos y callejones. A manera de alfombra una cenefa de mármol, con 59 gatos estilo art-decó, cubre el piso.

Los libros que pertenecieron a Monsiváis, el gran cronista urbano de México (1938-2010), forman uno de los cinco fondos personales de la Biblioteca de México \”José Vasconcelos\” de Ciudad de México, donde están en diálogo con el arte de su amigo el pintor, escultor y grabador Francisco Toledo.

Monsiváis, que hubiera cumplido 75 años el 4 de mayo, tenía predilección por temas de la vida cotidiana. Sus crónicas y ensayos hablaban con frecuencia de la ciudad, las telenovelas, la sociedad, el cine, la fotografía, la diversidad sexual.

En su casa de la colonia Portales, un barrio popular de Ciudad de México, se apilaban más de 24.000 libros e historietas en estantes desordenados, sobre el piso o en sillones, mesas y escritorios por donde trepaban sus gatos.

Cuando el escritor de \”Escenas de pudor y liviandad\” aún estaba vivo, se creó el Museo del Estanquillo para las más de 12.000 piezas de su colección de objetos populares, que incluía fotografías, muñequitos, carteles o estampas comprados en mercados de pulgas o a vendedores que iban a su casa.

Después de la muerte de Monsiváis, el mismo arquitecto que diseñó ese museo, Javier Sánchez Corral, se encargó de concebir la biblioteca personal, que abrió sus puertas hace cinco meses, en noviembre, como parte de la remodelación de la Biblioteca de México.

\”El arquitecto consideró que una biblioteca con los libros de Monsiváis tenía que tener un discurso urbano, y así empezó a trabajar: diseñó los libreros (estanterías) no como libreros sino como edificios, callejones y barrios\”, dijo a dpa el responsable de los servicios bibliotecarios de la sala, Daniel Bañuelos Beaujean.

\”En este caso la colección y su \’estuche\’ se enaltecen con el arte: el exponente vivo más grande que tenía México en artes plásticas, que es Francisco Toledo, personalmente vino a \’pintarnos\’ la casa\”, agregó.

Al igual que en la casa de Monsiváis, donde convivía con más de diez gatos, los felinos están presentes en el nuevo hogar de sus libros, dentro de un edificio construido en el siglo XVII que antes fue fábrica de tabacos y cuartel militar.

Los gatos creados por Toledo no sólo aparecen en el piso de mármol, sino también en un tapiz de lana y en un trabajo de deshilado en dos dimensiones.

En el tapiz, un gato negro acompaña al autor de \”Nuevo catecismo para indios remisos\”, que aparece de perfil, con gafas, camisa abotonada y zapatos con cordones reales.

Toledo hizo también otro tapiz, que está cerca de la entrada junto a la primera de las estanterías, en el que recreó una biblioteca con libros desordenados como los tenía Monsiváis.

Pero en la sala Monsiváis de la Biblioteca de México prima el orden. Los libros ya están acomodados en los anaqueles revestidos de madera de nogal, aunque un equipo de bibliotecarios todavía trabaja en su clasificación.

Hay ejemplares sobre literatura mexicana y universal, sobre arte mexicano, pintura y música popular, una colección de comics de Tarzán, biografías de directores y actores de Hollywood, libros sobre cine mexicano, fotografía, arquitectura, historia, sobre gatos y sobre homosexualidad.

También hay una sección con unos 2.500 libros que otros le dedicaron, como los escritores Octavio Paz, Pablo Neruda y Juan Gelman o la actriz María Félix, que escribió en 1993 en un libro de fotografías: \”Carlos – amigo de hoy, de mañana y de siempre\”.

El escritor y crítico literario mexicano Emmanuel Carballo escribió en 1964 una dedicatoria que, según Bañuelos, pinta a Monsiváis de cuerpo entero: \”Para Carlos, por protestante, por sinvergüenza, por genial, por flojo (vago), por hijo de su mamá y por amigo\”.

\”Todavía no hemos rastreado todo lo que hay\”, dice el responsable del fondo. \”Nos falta hacer un acomodo más fino y siguen saliendo sorpresas a medida que vamos explorando\”.

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