El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, lanzó este domingo su candidatura a la reelección, en un acto en Rio de Janeiro marcado por violentos ataques a la máxima corte de justicia, críticas a su principal adversario, Luiz Inácio Lula da Silva, y a los gobiernos de Venezuela y Argentina, en un tono belicoso que pareció ignorar los consejos de su equipo de campaña.

El mandatario apeló directamente a los jóvenes que, en su mayoría, según los sondeos, prefieren a su oponente, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) y dos veces expresidente.

“Tenemos que atraer al joven de izquierda para nuestro lado, mostrarle la verdad (..) donde su candidato apoyó a otros por América del Sur, miren la miseria en que están esos países, miren a Venezuela (..) miren para dónde está yendo nuestra Argentina, con 50% debajo de la línea de pobreza”, apuntó el jefe de Estado mencionando a dos de sus antípodas políticas.

“¡Lula, ladrón, tu lugar es en la prisión!”, bramó entonces la multitud.

Bolsonaro usó el evento como plataforma para convocar a sus seguidores a “salir a las calles por última vez” el 7 de septiembre, fecha en la que el año pasado hubo manifestaciones marcadas por consignas antidemocráticas.

La oficialización de Bolsonaro como candidato a las elecciones del 2 de octubre ocurrió en la convención del Partido Liberal (PL) en Río, cuna política del presidente, en la que, según los organizadores, 12 mil personas siguieron el discurso, aunque había huecos entre el público.

“Convoco a todos ustedes para que el 7 de septiembre vayamos a las calles por última vez”, dijo en tono encendido para atacar como hace habitualmente al Supremo Tribunal Federal (STF). “Esos pocos sordos de capa negra tienen que entender lo qué es la voz del pueblo”, dijo sobre el STF. “¡Supremo es el pueblo!”, respondieron sus seguidores.

El mandatario ultraderechista habló durante más de una hora en el gimnasio Maracanazinho en medio de un clima festivo y con sus seguidores vistiendo en su mayoría los colores de la bandera patria verde y amarilla.

Bolsonaro dijo que pide a Dios “que Brasil nunca experimente los dolores del comunismo”, en una referencia al expresidente izquierdista Luis Inácio Lula da Silva, a quien, sin nombrarlo acusó de querer cercenar libertades si regresa al poder en las elecciones del 2 de octubre, en las que es claro favorito, según todas las encuestas.

“Boca floja”. Antes del lanzamiento, un asesor de Bolsonaro le dijo a la agencia AFP que el comité de campaña le recomendó enfocarse en una agenda propositiva, centrada en la economía y los esfuerzos del gobierno por disminuir los precios de los combustibles y por reforzar la ayuda social, y abandonar polémicas como los ataques a las urnas electrónicas.

Sin embargo, además de atacar a la Suprema Corte, Bolsonaro citó indirectamente las acusaciones de vulnerabilidad del voto electrónico al asegurar que sus seguidores “no admiten fraude”.

Entre el público, lucían consignas como “Dios, Patria y Familia” y también se vio una bandera del expresidente estadounidense Donald Trump.

Bolsonaro apareció en el escenario con la primera dama, Michelle, y su candidato a vicepresidente, el general Walter Souza Braga Netto.

Prometió que si es reelecto, mantendrá en 2023 el “Auxilio Brasil”, principal programa de asistencia social, en 600 reales (unos 110 dólares), valor que recientemente incrementó hasta diciembre.

Michelle precedió al presidente con un pequeño discurso en el que dijo que ora por su marido y aseguró que Bolsonaro fue el presidente “que más leyes sancionó para la protección de las mujeres”.

La esposa del primer mandatario fue considerada por el comité de campaña como una pieza clave para intentar moderar el rechazo en el electorado femenino y fidelizar el voto de los evangélicos.

El jefe de Estado subió al escenario con un chaleco antibalas bajo su camisa. El Gabinete de Seguridad Institucional dispuso un fuerte operativo, con cacheos y detectores de metales, luego de episodios los de violencia política que vienen agitando la campaña. Un mes antes de las elecciones que ganó en 2018, Bolsonaro fue apuñalado en el estómago durante un acto.

Sus asesores trabajan para revertir la desventaja en las encuestas respecto a Lula, favorito para los comicios de octubre porque el último sondeo de Datafolha de junio mostró que Lula tiene 47% de intención de voto contra 28% de Bolsonaro.

Cerca de Bolsonaro dicen que manejan encuestas que muestran al presidente siete puntos detrás del líder “petista”.