El gigante sudamericano importa alrededor del 30% del combustible que usa y según el presidente Jair Bolsonaro “hay un acuerdo casi cerrado” con Moscú.
Brasil se encamina a desoir el llamado al bloqueo de Occidente a los productos hidrocarburíferos de Rusia para proveerse de gasoil, según anticipó el presidente Jair Bolsonaro.
“Cuando fui a Rusia conseguí fertilizantes para el agronegocio y ahora está casi cerrado un acuerdo para que compremos diésel más barato de Rusia”, dijo el mandatario brasileño este martes.
Una posible escasez de gasoil sumaría un nuevo componente en un escenario ya complejo para el gigante sudamericano, que enfrenta una inflación del 11,89%, y la suba del desempleo y la pobreza.
El 60% de los casi 214 millones de brasileños se encuentra en situación de inseguridad alimentaria, por lo que no tiene garantizada su próxima comida; mientas el 15% pasa varios días sin comer.
La decisión gubernamental de comprar gasoil a Rusia busca garantizar el acceso a este combustible y evitar un empeoramiento de la situación.
“Es muy evidente que él (Bolsonaro) tiene miedo de una crisis en el suministro (…) no quiere ampliar la crisis y aumentar el descontento de la población”, declaró a Sputnik el economista, docente de la Universidad de Brasilia y asesor legislativo, Roberto Piscitelli.
Desde el comienzo del conflicto en Ucrania, las sanciones a Rusia y el aumento global del precio de los combustibles el gobierno brasilero ha tomado medidas como la eliminación de los impuestos estatales y la rebaja del precio del diésel.
Esto se enmarca, además, en un escenario de disputa electoral ante los comicios presidenciales del 2 de octubre que tienen al expresidente Luiz Inacio Lula Da Silva como favorito en las encuestas.