Reabrieron la sede Casa Fernández Blanco del Museo en el marco de su centenario

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Se inauguraron en el barrio de Monserrat el Salón Dorado y la sala de pintura y platería criolla. Una visita obligada.

Se concretó este jueves la reapertura de la sede Casa Fernández Blanco en Hipólito Yrigoyen 1420, en el Barrio de Monserrat, con la inauguración del Salón Dorado y la sala de pintura y platería criolla.  

Esta actividad, enmarcada en los festejos del Centenario del Museo de Arte Hispanoamericano, fue posible gracias al proyecto ganador de un subsidio otorgado a la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco por la Fundación American Express.

El coleccionista Isaac Fernández Blanco encargó en 1901 al arquitecto noruego Alejandro Christophersen la ampliación y remodelación de la casa familiar, donde fundó el primer museo privado en la Argentina abriendo las puertas de su propia residencia en la que hoy es considerada la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio sur de Monserrat y con características de palacete neorrenacentista.

Este proyecto de remodelación, puesta en valor y reconversión en museo de la CFB se encarga de difundir colecciones y las artes aplicadas de los siglos XIX y XX.

Fernández Blanco denominaba “Salón Dorado” a la habitación de su casa destinada tanto a la práctica musical como a la exhibición de su colección de notables instrumentos de cuerdas.

Reunía allí los mejores ejemplares de la luthería clásica italiana, producidos entre los siglso XVII y XVIII, entre los que se destacaba un violín Guarnerius de 1732 y los realizados en Argentina por Camilo Mandelli, desde 1908, el primer “luthier” del Teatro Colón.

Cuando en 1922 su casa se transformó en un museo público, el “Salón Dorado” mantuvo su idiosincrasia original como espacio reservado a presentar “su colección de colecciones” y así permaneció hasta que los instrumentos fueron trasladados al Teatro Colón, en 1948.

Sesenta años más tarde, los violines y las violas regresaron al museo para iniciar su proceso de restauración y recuperar su sonido.

Como cierre de esta empresa, hoy, luego de dos años de trabajos, le llegó el turno de recobrar su esplendor al “Salón Dorado”, creado para que estas joyas musicales se lucieran.

Un poco de historia. El Museo actualmente tiene dos sedes, el Palacio Noel (en Suipacha 1422), en el Barrio de Retiro, y la Casa Fernández Blanco en el Barrio Monserrat. Forma parte de la red de museos del ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires.

Durante su larga estancia en Europa, Isaac Fernández Blanco (1862-1928) encausó su vocación de coleccionista con la adquisición de instrumentos musicales antiguos. A su regreso a Buenos Aires, encargó en 1901 al gran arquitecto noruego Alejandro Christophersen la ampliación y remodelación de la casa familiar, donde fundó el primer museo privado en la Argentina abriendo las puertas de su propia residencia, en la que hoy es considerada la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio sur de Monserrat y con características de palacete neorrenacentista.
Pronto sus salones fueron invadidos por los objetos rescatados del acervo familiar, tales como, abanicos, peinetones, documentos, retratos del período federal, etc. El entusiasmo lo llevó a recorrer el territorio del norte argentino y Bolivia, conformando la mejor colección de platería colonial sudamericana del siglo XVIII y argentina del siglo XIX que se conociera hasta ese momento. Desde entonces abrió su casa en horarios especiales para visitantes y, en septiembre de 1921, decidió hacer de ella el primer museo privado de Argentina.

Al año siguiente, El 25 de mayo de 1922, tras una venta simbólica de la casa a la comuna de la ciudad, entregó la totalidad de su colección, bajo la condición de que el museo llevase su nombre. A su muerte, en 1928, el museo contaba con más de 9.500 piezas donadas por don Isaac Fernández Blanco, coleccionista, miembro de la Junta Americana de Numismática, melómano y violinista aficionado.

En 1936 la Ciudad recibe otra importante donación de arte hispanoamericano, reunido por el arquitecto y exquisito coleccionista, Martín Noel. Como ya había sucedido con Fernández Blanco, el municipio compra por un monto simbólico el edificio de la calle Suipacha, conocido hoy como Palacio Noel, una mansión neocolonial, diseñada por el propio arquitecto en la década de 1920. Con este acervo se crea entonces el Museo Colonial.

Años más tarde, en 1943 por un decreto municipal, el Museo Fernández Blanco de la calle Hipólito Yrigoyen y el Museo Colonial de la calle Suipacha se funden en uno solo, y se elige como única sede al Palacio Noel, por el concepto arquitectónico de su edificio y por su capacidad. En tanto la Casa Fernández Blanco es destinada para otras actividades administrativas municipales y durante más de 5 décadas se vio alejada de su función original.

En 1947, otro decreto nombró a la nueva institución formada a partir de estas dos colecciones “Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco”.

A comienzos del siglo XXI el museo logra recuperar la Casa Fernández Blanco para el Área del ministerio de Cultura de la Ciudad con el proyecto de convertirla en segunda sede de la institución y exhibir sus colecciones de los siglos XIX y XX. Con ese propósito se da inicio a los trabajos de reconversión en museo con la restauración, puesta en valor y una lenta pero sucesiva apertura de salas de exhibición patrimonial que aún continúa.

Actualmente se exhibe la Colección de Muñecas y juguetes antiguos (1870-1940) “Donación Mabel y María Castellano Fotheringham”, y las nuevas salas de exhibición patrimoniales “La ciudad a la moda”, “El gran comedor”, “El cuarto de las damas” y “La educación patriótica”.

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