A seis décadas de la ejecución en Israel del jerarca nazi Adolf Eichmann

Fecha:

Compartir

Había sido secuestrado en Argentina, donde se ocultaba con otra identidad, lo que desató un conflicto diplomático con Tel Aviv.

A las 23.45 del 31 de mayo de 1962, hace hoy 60 años, el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann fue ahorcado en la prisión de Ramla, en las afueras de Jerusalén, Israel.
 
Cinco meses antes, un tribunal lo había encontrado culpable de crímenes contra la humanidad en un proceso que se extendió durante ocho meses en 114 audiencias con testimonios de sobrevivientes del Holocausto que dejaron expuesto el papel que había desempeñado en la maquinaria de exterminio alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
 
“Adolf Eichmann fue culpable de crímenes aterradores, diferentes de todos los crímenes contra individuos, en realidad fue el exterminio de todo un pueblo”, había subrayado el juez Moshe Landau al anunciar el veredicto, en el que Eichmann fue hallado culpable de todos los cargos que se le imputaban.

Ante ese hombre de 56 años que repetía que sólo era un subordinado que seguía indicaciones y que su rol en el Tercer Reich había sido  estrictamente administrativo, el tribunal concluyó que “durante muchos años cumplió estas órdenes con entusiasmo”.

Se referían a la responsabilidad del oficial de la Gestapo, primero en la logística de las deportaciones a los campos de exterminio y más tarde en la implementación de las ejecuciones en masa.
 
“No perseguí a los judíos con avidez ni placer. Fue el Gobierno quien lo hizo. La persecución, por otra parte, solo podía decidirla un Gobierno, pero en ningún caso yo. Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia”, argumentó en una de las audiencias.
 
Después de la condena a muerte, el abogado Robert Servatius presentó una apelación que fue rechazada por el Tribunal Supremo israelí el 29 de mayo de 1962. Tampoco se le dio curso al pedido de clemencia que llegó al día siguiente.
 
El 31 de mayo, después de rechazar la lectura de la Biblia y de pedir una botella de vino como última voluntad, caminó hacia la horca y pidió que no le pusieran una capucha. “¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria! ¡Nunca las olvidaré!”, fue lo último que se le escuchó decir.
 
Igual que con los condenados de Nüremberg, su cuerpo fue cremado y las cenizas lanzadas fuera de las aguas territoriales de Israel.

Su rol en el Holocausto. El 1° de abril de 1932 Eichmann se había afiliado al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y, de la mano del dirigente nazi austríaco Ernst Kaltenbrunner, ingresó a las SS.
 
Recibió su adiestramiento en el campo de cadetes de Lechfeld, en la Legión Austríaca, y en 1935 fue trasladado al Servicio de Policía Interior de las SS, donde hizo gran amistad con Reinhard Heydrich, posteriormente conocido como “el carnicero de Praga”.
 
Elegido “responsable de la cuestión judía”, se convirtió en un experto, aprendió a hablar yiddish y en 1938, tras la anexión de Austria, fue responsable de expropiar los bienes de 150 mil judíos, una acción que le valió el ascenso al grado de teniente coronel.
 
Durante el Holocausto, Eichmann coordinó las deportaciones por tren de judíos europeos hacia Auschwitz, Treblinka, Sobibor, Chelmno, Belzec y Madjanek, donde en un año fueron asesinadas casi dos millones y medio de personas.

La fuga. En una crónica para la revista The New Yorker, Ana Arendt recordó que Eichmann “fue apresado por los soldados norteamericanos y confinado en un campo de concentración destinado a los miembros de las SS donde, pese a los numerosos interrogatorios a los que fue sometido y a que algunos de sus compañeros de campo lo conocían, no se descubrió su identidad”.
 
Cuando se iniciaron los procesos de Nüremberg logró escapar junto a otros nazis del campo de prisioneros y permaneció trabajando como leñador durante cuatro años en un bosque, al sur de Hamburgo.

Eichmann había tomado todos los recaudos necesarios para borrar su rastro. El plan era que lo creyeran muerto y para eso dejó de escribirle a su esposa y a otros familiares, que se ocuparon de mantener a la mujer y a los hijos del jerarca nazi.
 
Tras cinco años de clandestinidad europea, en 1950 ingresó a la Argentina con la ayuda de la Cruz Roja Internacional y de miembros de la iglesia católica que le dieron un pasaporte y cobertura.

Había pasado por Austria y por Italia, “donde un franciscano, plenamente conocedor de su identidad, le dio pasaporte de refugiado con el nombre de Richard Klement, y lo embarcó con rumbo a Buenos Aires”, escribió Arendt.
 
Según aquella nueva documentación, tenía 36 años y no sus 43 reales.  Vivió en Tucumán, en La Plata y en San Isidro, antes de radicarse en San Fernando. Para entonces ya se había reencontrado con su esposa y sus hijos.

La captura. El camino de Eichmann hasta la horca se inició dos años antes, el 11 de mayo de 1960, en las afueras de Buenos Aires, cuando un comando israelí lo sorprendió llegando a su casa, en la calle Garibaldi 6067, a metros del cruce de la ruta 202 y el Ferrocarril Mitre, al norte del Conurbano bonaerense.
 
“Un momentito, señor”, le dijo en un español forzado uno de los agentes antes de lanzarse sobre el falso Ricardo Klement, poniendo fin a esa vida rutinaria que se repetía cada día, tanto en la casa que compartía con su esposa y sus hijos como en la planta de Mercedes Benz, en González Catán, partido de La Matanza, donde llegó a ocupar un puesto gerencial.

Poco más de un año antes, cuando los responsables del Mossad recibieron el dato certero de la presencia de Eichmann en Argentina, evaluaron los varios intentos fallidos de extraditar a prófugos de la maquinaria criminal nazi y, con el aval del gobierno de David Ben Gurión, decidieron evitar la vía legal para planificar una operación que debía ejecutarse en las sombras para mostrar la voluntad de Israel de juzgar dentro de sus fronteras los crímenes del Holocausto.
 
El antecedente más directo de procesos contra los nazis eran los juicios que entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1° de octubre de 1946 se desarrollaron en Nüremberg, donde un Tribunal Militar Internacional  procesó a 22 integrantes de la jerarquía nazi, condenando a doce de ellos a morir en la horca.

Peso simbólico. Sin embargo, la captura, el juicio y la ejecución de Eichmann tenían un significado distinto y mucho más potente: por primera vez un criminal nazi sería juzgado y condenado en territorio israelí, que se había constituido como Estado en la noche del 14 al 15 de mayo de 1948. 

Esta vez no habría jueces de otras naciones decidiendo el proceso contra uno de los responsables del Holocausto sino que serían magistrados del Estado hebreo quienes aplicarían la sentencia.
 
En el libro “La casa de la Calle Garibaldi”, el jefe del servicio secreto israelí durante el operativo, Isser Harel, relató la versión oficial de la acción, que comenzó con la llegada de una delegación israelí que llegó a la Argentina para los festejos del 150° aniversario de la Revolución de Mayo. 

A bordo de la aeronave viajaron los agentes, dirigidos por Rafael Eitan, bajo la coordinación de Peter Malkin, todo bajo la atenta mirada del propio Harel.
 
Después de realizar tareas de inteligencia y atraparlo a metros de su casa, Eichmann fue mantenido prisionero durante diez días en una casa de seguridad y llevado en un avión comercial de la línea El Al, vestido como piloto y convenientemente dopado para que pareciera un tripulante que no lograba superar la resaca de una borrachera.

El 23 de mayo, Ben Gurión se paró frente al Parlamento de su país y dijo: “Tengo que anunciar que hace poco tiempo los servicios secretos de seguridad israelíes localizaron a uno de los mayores criminales nazis (…). Adolf Eichmann ya se encuentra detenido en Israel, donde en breve será juzgado según la Ley de Castigos contra los criminales nazis de 1950”.
 
Ese día omitió decir en qué país había sido capturado Eichmann. Fue una revista estadounidense la que indagó en los detalles, expuso que había sido en Argentina y dejó al descubierto que la operación de un grupo comando de otro país dentro del territorio nacional había constituido una violación flagrante de la soberanía, lo que generó un incidente diplomático que finalmente no pasó a mayores.

Era tal el peso simbólico del reo que los reclamos pasaron a un segundo plano y se avanzó hacia un juicio que el mundo entero pudo seguir en directo.

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Elecciones en EEUU: DeSantis se bajó y Trump se encamina a ser el candidato republicano

Este martes en New Hampshire reafirmó su favoritismo para la nominación para competir contra Biden en noviembre.

Londres, en sentido opuesto a Buenos Aires: congelan los boletos de colectivos

El alcalde, Samir Khan, sostuvo que la medida ayudará a impulsar los sectores cultural, minorista y de hostelería ante un escenario inflacionario.

Elecciones en EEUU: Trump picó en punta en las primarias republicanas

El expresidente quiere volver a la Casa Blanca. Pelea en su espacio contra Ron deSantis y Nikki Haley.

Crisis en Ecuador: sigue el estado de sitio y narcos controlando cárceles

El presidente Noboa declaró el "conflicto armado interno", una medida que permite la movilización total de las Fuerzas Armadas en todo el territorio nacional.