Las Fiestas Mayas de 1822 en un cielito patriótico

Fecha:

Compartir

Según un inglés que vivía en nuestra ciudad, la ornamentación de aquel fasto fue la mejor que había visto, además de haber contribuido el clima para su mayor lucimiento.

Hace dos siglos se celebró en Buenos Aires el segundo aniversario del 25 de Mayo y, según un inglés que vivía en nuestra ciudad, la ornamentación de aquel fasto fue la mejor que había visto, además de haber contribuido el clima para su mayor lucimiento.

“Ah lindas fiestas, amigo! / No he visto en los otros años / funciones más mandadoras, /  y mire que no lo engaño”. Estos versos que la pluma del oriental Bartolomé Hidalgo puso en boca de Jacinto Chano, capataz de una estancia en las Islas del Tordillo y el gaucho de la Ramón Contreras, de los pagos de la Guardia de San Miguel del Monte describiendo esa fiesta, coinciden con los del inglés, para el que fue “un festival que dura tres días”.

Todo comenzaba en la víspera por la noche con la iluminación de la Plaza: El veinticuatro a la noche / como es costumbre empezaron / Yo vi unas grandes columnas / en coronas rematando / y ramos llenos de flores // puestos a modo de lazos. / Las luces como aguacero / colgadas entre

Bien temprano los alumnos cantaban el Himno Nacional, “para saludar el nacimiento del sol que es una costumbre peruana”. Siguiendo el relato Chano se fue a dormir y bien temprano marchó a la plaza, que la encontró: “llenitos todos los bancos / de pura mujerería, / y no amigo cualquier trapo / sino mozas como azúcar, / hombres, eso era un milagro; / y al punto en varias tropillas / se vinieron acercando / los escueleros mayores / cada uno con sus muchachos / con banderas de la Patria / ocupando un trecho largo, / llegaron a la pirami / y al dir el sol coloreando / y asomando una puntita… / Bracatán, los cañonazos, / la gritería, el tropel, / música por todos lados, /  banderas, danzas, funciones, / los escuelistas cantando, / y después salió uno solo / que tendría doce años, / nos echó una relación / Cosa linda amigo Chano! / mire que a muchos patriotas / las lágrimas les saltaron”.

La tradicional caminata de las autoridades desde el Fuerte (hoy Casa de Gobierno) hasta la Catedral, que se ha conservado hasta el presente, así fue descripta por el paisano: “Más tarde la soldadesca / a la plaza fue dentrando / y desde el fuerte a la iglesia / todo ese tiro ocupando. / Salió el gobierno a las once / con escolta de a caballo / con jefes y comendantes / y otros muchos convidados, / doctores, escribinistas, / las justicias otro lado, / detrás la oficialería / los latones culebreando. / La soldadesca hizo cancha / y todos fueron pasando / hasta llegar a la iglesia”.

Los paisanos se dedicaron a celebrar la fecha con sus habilidades, entre ellos la famosa carrera de sortijas, que hasta hace unos años era una de las diversiones populares. Así la describe nuestro testigo: “jinetes enmascarados cabalgaban por las calles vestidos como los “jockeys” de Astley. Se dirigieron a la Alameda y, colocando una argolla en el medio de una cuerda, trataban de ensartarla a todo galope”. En boca de Jacinto la describió así Hidalgo: “Y a la tarde me dijeron / que había sortija en el bajo; / me fui de un hilo al paraje. / Y cierto no me engañaron. / En medio de la Alameda / había un arco muy pintado / con colores de la Patria: / gente, amigo, como pasto, / y una mozada lucida / en caballos aperados / con pretales y coscojas, / pero pingos tan livianos / que a la más chica pregunta / no los sujetaba el diablo. / Uno por uno rompía / tendido como lagarto / y… zas… ya ensartó… ya no… / ¡Oiganlé que pegó en falso! / ¡Que risa, y que boracear! / Hasta que un mocito amargo / le aflojó todo al rocín, / y ¡bien haiga el ojo claro! / Se vino al humo, llegó / y la sortija ensartando / le dio una sentada al pingo / y todos Viva: gritaron”.

El memorialista da cuenta de los varios palos enjabonados que se colocaron en la plaza, en cuyas extremidades se colocaban chales, relojes y bolsas con dinero. Parece que un marinero británico ganó todos los premios, envolviendo los chales alrededor de su cuerpo y guardando los relojes, dinero y otros artículos en los bolsillos y la boca. Según nuestro cronista criollo: “Vine a la plaza: las danzas / seguían en el tablado; / y vi subir a un Inglés / en un palo jabonado / tan alto como un ombú, / y allá en la punta colgando / una chuspa con pesetas, / una muestra y otros varios / premios para el que llegase: / el inglés era baqueano: / se le prendió al palo viejo, / y moviendo pies y manos / al galope llegó arriba / y al grito ya le echó mano / a la chuspa y se largó / de un pataplús /hasta abajo: / de allí a otro rato volvió / y se trepó en otro palo / y también sacó una muestra / ¡bien haiga el bisteque diablo! / Después se treparon otros / y algunos también llegaron”.

Otro de los divertimentos era un aparato llamado rompecabezas, que consistía en una estaca sobre la que se montaba, algo conocido hoy como el “novillo loco” en el que resulta difícil de mantenerse montado. El paisano del Tordillo así lo veía: “Pero lo que me dio risa / fueron, amigo, otros palos / que había con muchas guascas / para montar los muchachos, / por nombre rompecabezas; / y enfrente, en el otro lado / un premio para el que fuese / hecho rana hasta toparlo; / pero era tan belicoso / aquel potro, amigo Chano, / que muchacho que montaba, / contra el suelo, y ya trepando / estaba otro, y zas al suelo; / hasta que vino un muchacho / y sin respirar siquiera / se fue el pobre resbalando / por las guasca, llegó al fin / y sacó el premio acordado”. Hidalgo no se resiste en no hacer participar a su personaje de esa diversión y apuntó: “Con poncho y todo trepé / y en cuanto me lo largaron / al infierno me tiró, / y sin poder remediarlo / (perdonando el mal estilo) / me pegué tan gran culazo / que si allí tengo narices / quedo para siempre ñato”.

Por la noche siguieron las luminarias, la función de teatro (hasta con el detalle de un pequeño incendio) y los bailes, que nuestro poeta describió así: “Luego encendieron las velas / y los bailes continuaron / la cuetería y los fuegos. / Después todos se marcharon / otra vez a las comedias. / Yo quise verlas un rato / y me metí en el montón, / y tanto me rempujaron / que me encontré en un galpón, / todo muy iluminado / con casitas de madera / y en el medio muchos bancos. / No salían las comedias / y yo ya estaba sudando, / cuando amigo, de repente // árdese un maldito vaso / que tenía luces dentro / y la llama subió tanto / que pegó fuego en el techo: / alborotose tanto el cotarro, y yo que estaba cerquita / de la puerta, pegué un salto / y ya no quise volver”.

Al salir del teatro, nos recuerda al Fausto la descripción y sin duda este trabajo lo conoció Estanislao del Campo; Jacinto Chano camino por la ciudad según el relato: “Después me anduve paseando / por los cuarteles, que había / también muy bonitos arcos / y versos que daba miedo” La fiestas prosiguió como que “Llegó el veintiséis de mayo / y siguieron las funciones / como habían empezado. / El veintisiete lo mismo: / un gentío temerario / vino a la Plaza: las danzas, / los hombres subiendo al palo, / y allá en el rompecabezas / a porfía los muchachos. / Luego con muchas banderas / otros niños se acercaron / con una imagen muy linda / y un tamborcito tocando: / pregunté que virgen era. / La Fama, me contestaron: / al tablado la subieron / y allí estuvieron un rato, / adonde uno de los niños / los estuvo proclamando / a todos sus compañeros. / ¡Ah, pico de oro! Era un pasmo / ver al muchacho caliente, / y más patriota que el diablo. / Después hubo volantines, // y un inglés todo pintado, / en un caballo al galope / iba dando muchos saltos. / Entretanto la sortija / la jugaban en el Bajo. / Por la plaza de Lorea / otros también me contaron / que había habido toros lindos”.

A doscientos años de estas fiestas y de estos versos, vaya el recuerdo a Hidalgo, que supo dejarnos, como otras tantas de sus obras, esta descripción de esas jornadas en la mirada de un paisano bonaerense.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Steps to Creating Woodworking Ready Plans

Planning is essential for woodworking projects. The construction process...

Transradio Internacional: un hito en las comunicaciones en el centenario de su inauguración

El viernes 25 de enero de 1924, con la presencial del entonces presidente Marcelo T. de Alvear, comenzaba a funcionar en Monte Grande.

Literatura 2024: las publicaciones que se vienen, tema por tema

Ficción, no ficción, política, psicología, deportes, biografías, recopilaciones, feminismo y más, detallado género por género.

Historias. De curanderos y otras yerbas

Pascual Aulisio y Evaristo Peñalva fueron dos personajes famosos por sus conocimientos para aliviar malestares con recetas "no oficiales" de la medicina occidental.