Alegre: el apellido de una señora amable y una estación de tren

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El autor rescata del olvido la larga vida de Isidora Dimas Alegre, que acumuló en casi nueve décadas una respetable fortuna y enviudó cuatro veces,

El 6 de diciembre de 1824, “enfermo en cama, pero por la infinita misericordia de Dios en mis cinco sentidos”, don Juan de Alegre, natural de la ciudad de Corrientes, hijo de don Juan Francisco Alegre y de Isabel Berón, difuntos, llamó a su casa al escribano Luis de Castañaga y, en presencia de los testigos Juan Buadón, Bernardo Álvarez y Juan Vidal, dictó su testamento.

Encomendó su alma a Dios y pidió ser sepultado en el cementerio general de la ciudad (la Recoleta), dejando a sus albaceas la forma de realizar el entierro. Declaró haber casado con doña Tadea Carabajal, matrimonio del que nacieron dos hijos, Francisco Mariano e Isidora Dimas Alegre; también dijo ser propietario de “una estancia en el partido de la Guardia de los Ranchos, con sus casas de rancho, suerte, ganado vacuno, lanar y caballar y los muebles de mi servicio; un rancho en Barracas, con su potrero y nueve carretillas”. Dispuso que los bienes se repartieran en partes iguales a los dos hijos y que, “a dos niñas que he criado llamadas Gerónima y Magdalena, se le adjudique el remanente de mi quinto, deducidos los gastos del funeral, en virtud del cariño que les profeso y de hallarse huérfanas”. Su hijo en primer lugar, luego don José Fernández y finalmente su hija fueron designados albaceas.

Su hijo Mariano, según figura en la partida de bautismo de la parroquia de la Concepción, nació el 26 de noviembre de 1793 y fue bautizado tres días después. En ese documento su padre figura como natural del Paraguay, y fue su padrino Pascual Duarte.

Isidora nació en Ranchos el 15 de mayo de 1792, según Cunietti Ferrando, pero su partida de bautismo no se ha encontrado ni en el libro de esa guardia ni en la de la Concepción de Buenos Aires, donde se avecinaban sus padres. Casó en primeras nupcias con Patricio Sánchez, matrimonio del que hubo dos hijos que murieron en la infancia.

Viuda, casó con Fernando Banavenos y al fallecer éste lo hizo con Tadeo Sánchez, que seguramente no se empeñó pero la dejó viuda por tercera vez. El 16 de octubre de 1837, Isidora volvió a reincidir por cuarta vez y esta vez encontramos la partida en la iglesia de Ranchos de su casamiento con Eugenio Romero, natural de Corrientes, de 28 años, hijo de Julián Romero y de Serafina Paiva; el novio era viudo de Florencia López y fueron testigos Martín Fara y Cazales.

Quizás preocupado por el fin que habían tenido los otros maridos, cuatro años después, alegando que debía llevar una tropa de hacienda a Ranchos, Romero se ausentó del hogar conyugal y nunca más volvió. Finalmente ella lo encontró conviviendo con otra mujer, por lo que le quitó la hacienda y lo echó de la casa, aunque Romero siguió sin inmutarse con “el amor de su vida”. Así es que ante la ausencia por 30 años del marido y que este nada había aportado al matrimonio, consiguió que un juez le permitiera administrar sus cuantiosos bienes.

En el censo levantado en la ciudad de Buenos Aires en 1855, Isidora figura viviendo en Barracas en los “Potreros de Alegre” como “principal propietaria”, casada y de 50 años, dedicada a los quehaceres domésticos; seguidamente figura con el título “esposo” Juan de Bonis, de 27 años, escocés, que realiza “varios trabajos en el potrero”; Eusebia Serantes, de 33 años, cocinera; Miguel Robles, de 60, escribiente; Serviliano Díaz de 17 años, jornalero; y su hermano Ildefonso, de 7 años.  En el censo de 1875 figura de 70 años y rentista.

El 24 de febrero de 1876 redactó su testamento ya que todavía poseía valiosos bienes. Dispuso varios legados de 3.000 pesos cada uno al Hospital de Hombres, al Asilo de Mendigos, al Hospital de Mujeres, al convento de San Francisco y al de Santo Domingo “para el cuidado de la imagen de la Virgen del Rosario”. La Sociedad de Beneficencia recibió 2.000 pesos y otros mil los destinó a repartir entre los pobres. El resto estaba dirigido a los jóvenes que había criado desde niños: Juan Columbrero, recibió 80.000 pesos y otro tanto Félix Cayetano López Ferreyra, albacea y heredero universal, que era “como si fuese mi hijo querido, el que a su vez me ha prodigado los cariños y cuidados más esmerados”. Doña Isidora Dimas Alegre falleció el 23 de marzo de 1882 a los 89 años.

Iniciada la sucesión apareció el antiguo marido, Eugenio Romero, solicitando la herencia de la cónyuge y que se declarara nulo el testamento, iniciándose un pleito por demás curioso e interesante en el que, para sintetizar, la Justicia dispuso que era inhábil para heredar a su mujer. Así es la historia de esta mujer, propietaria de esos campos de familia en los que en marzo de 1871 se habilitó la estación del ferrocarril Alegre.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

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