Tras las derrotas en las legislativas 2009, 2013 y 2017, el Frente de Todos busca un triunfo de medio término que le dé un nuevo impulso al Gobierno.
El desafío mayor del Frente de Todos es lograr una victoria en las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires y quebrar así las tres derrotas al hilo que el kirchnerismo lleva en comicios de medio término en el distrito que representa el mayor porcentaje del padrón nacional.
En 2009, con Néstor Kirchner como candidato, la derrota ajustada ante Francisco de Narváez fue el primer traspié K desde su llegada al poder en 2003.
Después, en 2013, Sergio Massa con el Frente Renovador le ganó a Martín Insaurralde y aunque luego no llegó con ese caudal de votos a las elecciones presidenciales, adelantó otra derrota más resonante aún: la de Aníbal Fernández ante María Eugenia Vidal por la gobernación en 2015, que le dio el impulso definitivo para que Mauricio Macri le ganara a Daniel Scioli la pelea por la Casa Rosada.
Cuatro años después, la historia se repitió. En 2017 el kirchnerismo jugó su carta más fuerte, con Cristina encabezando la lista de senadores de Unidad Ciudadana. Sin embargo, la expresidenta perdió por estrecho margen ante Esteban Bullrich, que junto a Gladys González se llevaron las dos bancas por la mayoría para Cambiemos.
Con estos antecedentes, como señala el diario Clarín, “ganar por un voto es ganar” es una frase que se escucha cada vez más seguido en Casa Rosada a medida que se acerca el día de las PASO del 12 de septiembre.