La filtración de las fotos del festejo de cumpleaños de la primera dama, celebrado el año pasado en Olivos en plena pandemia, derivó en una interna palaciega de ribetes rocambolescos. Un teniente coronel “perdido” en la Casa de la Moneda.

A medida que avanza la investigación por la filtración de las fotos del cumpleaños de la primera dama Fabiola Yáñez, y su utilización política en plena campaña electoral, el Gobierno viene encontrando evidencias de una interna para tomar el control de la Casa Militar por parte de integrantes de un sector del Ejército dirigidos por el teniente coronel Fernando Gallettta.  

“Sus operaciones fueron burdas y dejó rastros de todo lo que hizo”, dijo una fuente de la nueva conducción política del ministerio de Defensa en referencia al presunto responsable de la operación contra el actual jefe de la Casa Militar, coronel Alejandro Daniel Guglielmi, a quien intentaron desprestigiar y culpar por la filtración de la foto de la celebración del cumpleaños de la pareja del presidente Alberto Fernández en plena pandemia y ASPO con el fin de provocar su renuncia y poner allí al teniente coronel Agustín Rodríguez.

Según las fuentes consultadas, desde el minuto uno de la difusión de la foto, desde cuentas de Twitter que serían afines a un sector de Inteligencia de Ejército, comenzó una campaña de mensajes en contra de Guglielmi, así como llamados a diferentes medios con el mismo mensaje: la difusión de las imágenes fue producto de la negligencia del jefe de la Casa Militar debido a que permitió la continuidad laboral de empleados cercanos al macrismo que habrían sido los responsables de la filtración.

Mientras eso sucedía, Alberto F. había ordenado a la inteligencia civil que investigara seriamente el conflicto. La hipótesis “militar” fue descartada desde un comienzo porque quienes participaron de la cena de cumpleaños de Yáñez contaban con autorización para llevar sus celulares, gozaban de la confianza de la primera dama y se les pidió expresamente que no difundieran las imágenes del encuentro. Ninguno era empleado de la Casa Militar y, mucho menos, personal castrense…salvo que exista un arma, hasta hoy desconocida, de “estilismo y colorismo”. 

Claro está que con el correr del tiempo hay relaciones de amistad que pueden deteriorarse, pueden surgir celos y envidia, falta de discreción y hasta mala fe.

Por eso, teniendo en cuenta todos esos elementos, la investigación encargada por el Presidente determinó que una de las amigas de la primera dama, la abogada Stefanía Dominguez, sería la responsable de la difusión de las fotos de modo deliberado hasta el punto de que las habría ofrecido a través de comunicaciones telefónicas a diferentes medios con la intención de dañar a su ya examiga.

Domínguez -que debe considerarse inocente hasta que la Justicia dictamine lo contrario-, ya contrató como su abogado al mediático Mauricio D’Alessandro (dirigente del PRO y hombre de verba inflamada).

Además, debería establecerse si la joven profesional incurrió en algún tipo penal ya que, según los abogados consultados, la difusión de una foto de un cumpleaños de un amigo no es un delito, aunque sí podría reprocharse desde lo moral y lo afectivo.

Mientras un espía militar presuntamente lanzaba tuits y carpetas violando sus deberes y entrometiéndose en cuestiones políticas, sus colegas de la AFI resolvieron el caso y, sin quererlo, lo dejaron al “descubierto” a él y a su protegido, el teniente coronel Rodríguez, que, según la fuente oficial consultada, “está escondido en la Casa de la Moneda”.

Además, el “super agente” militar quedó en la mira del recién asumido ministro de Defensa, Jorge Taiana, y de sus colaboradores más cercanos, que sospechan de una posible violación de la ley de Seguridad Interior sancionada en 1988, que prohíbe expresamente la injerencia de los militares en materia de inteligencia y seguridad civil.

¿El señor o el teniente coronel Rodríguez? La fuente oficial que reveló la operación en contra de Guglielmeli para copar la Casa Militar, también manifestó que se buscará al responsable de “haber nombrado a un militar en actividad como Rodríguez al frente de la gerencia de Seguridad de la Casa de la Moneda, como si éste fuera un destino castrense, y hasta encubrir ese nombramiento en la web de esa dependencia identificando al oficial como el ‘señor’ Agustín Rodríguez”.

Siempre según la información obtenida de fuentes oficiales, un reducido grupo de oficiales de Inteligencia del Ejército “fueron lo suficientemente hábiles como para preservar a Agustín Rodríguez en la carrera militar escondiéndolo en un puesto civil a la espera de los cambios de la cúpula del Ejército, que, si no hubiese sido por la pandemia, habrían ocurrido a finales del 2020”.

“Pero esa designación contó con el apoyo de funcionarios políticos que serán indentificados y sancionados”, aseguraron las fuentes que, según indicaron, quieren conocer los motivos por los cuales “un funcionario civil protege a un militar del arma de inteligencia”.

El destino de la Casa Militar es deseado por todos los militares ya que permite la cercanía diaria e íntima con el Presidente y comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y su familia. Es estar en las entrañas del poder.

Por eso, el oficial al que se designa al frente de esa institución debe tener un legajo impecable, así como valores morales y profesionales especiales.

“¿Puede un hombre como Agustín Rodríguez, que se hace identificar como civil para asumir el puesto de gerente de Seguridad de la Casa de la Moneda, manejar la seguridad del Presidente y de su familia? En este momento se lo peguntan cerca de Taiana y en la propia Casa Rosada.