El prócer dictó en su testamento que debían reposar en el panteón familiar en el convento de Santo Domingo, en Buenos Aires. La movida para mudarlos a Rosario.

El martes pasado recibí la agradable noticia de haber sido incorporado a la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, fundada el 8 de junio de 1935 con el nombre de Centro de Estudios Históricos y convertida por el decreto 5965 del 16 de junio de 1942 como órgano oficial del gobierno provincial en la materia, habiéndolo asesorado desde entonces en muchísimas consultas y también a otras instituciones o entidades. La Junta sesiona en la antigua Casa de los Aldao desde 1975, solar histórico que es su sede.

Ha tenido a lo largo de los años el apoyo y colaboración de los distintos gobiernos, como cuando en 1983 la Ley Provincial Organizativa de la Junta 9340, quedó definitivamente organizada como entidad académica.

Junto con esa agradable novedad me adjuntaba la institución un documento que seguramente tendrá el respeto que se merece por los Poderes del Estado ya que se opone al proyecto presentado en la Legislatura provincial de crear una Comisión para el traslado de los restos del general Manuel Belgrano a la cripta del Monumento a la Bandera, en la ciudad de Rosario.

Esa iniciativa viola en primer lugar la decisión del prócer, que el 25 de mayo de 1820 dictó su testamento ante el notario Narciso de Iranzuaga en su casa de la calle que hoy lleva su nombre, en la misma en la que había nacido casi medio siglo antes. En aquel documento manifestó: “Encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor que la crio de la nada y el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, y cuando la Divina Majestad se digne llevar mi alma de la presente vida a la eterna, ordeno que dicho mi Cuerpo amortajado con el hábito del Patriarca Santo Domingo, sea sepultado en el Panteón que mi casa tiene en dicho convento, dejando la forma del entierro, sufragios y demás funerales a disposición de mi albacea”.

Esto desde ya hace que cualquiera con un mínimo conocimiento lo primero que hace es respetar la voluntad del difunto.

En una verdadera clase de historia, desde ese testamento hasta el presente la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, con la firma de su presidente, el doctor Alejandro Damianovich, y la unanimidad de sus miembros, ha dado a conocer esta declaración, que es bueno se conozca a través de los medios y que pasamos a reproducir textualmente, para que conozcamos en la ciudad de Buenos Aires el despojo que se pretende realizar a sus vecinos de quien fuera su hijo más ilustre.

Posición de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe en relación al proyecto de traslado de los restos del general Manuel Belgrano al Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario.

La Junta Provincial de Estudios Históricos de la Provincia de Santa Fe expresa su desacuerdo con la iniciativa dirigida a trasladar de los restos del General Manuel Belgrano al Monumento a la Bandera  erigido en la ciudad de Rosario en nuestra provincia, contenida en un Proyecto de Declaración originado en la Cámara de Diputados provincial, que alienta, en una primera instancia, la conformación de una Comisión que evalúe la pertinencia y viabilidad del proyecto.

Más allá de que semejante propuesta supone desconocer la voluntad testamentaria del General Belgrano, dirigida a ser sepultado bajo las losas del Convento de Santo Domingo de la ciudad de su nacimiento, la postura de nuestra institución –como lo ha destacado en reciente dictamen sobre similar proyecto referido a los restos de Francisco Ramírez- ha sido la de negar que las manifestaciones de homenaje y reivindicación de nuestros héroes, necesiten de la manipulación de sus restos mortales para ensalzar y emular sus valores cívicos, especialmente cuando esa manipulación significa violentar la última voluntad de quien se pretende honrar.

La propuesta implica recorrer caminos ya transitados con resultados  adversos, como ocurrió con el proyecto inicial del arquitecto Ángel Guido, que destinaba para recibir los restos de Belgrano la importante cripta que forma parte del monumento, con el proyecto aprobado por el Concejo Deliberante de Rosario en 1998, o con la iniciativa del Diputado Lamberto  presentado a la Legislatura en 2005.

Los argumentos expuestos en la fundamentación del actual proyecto de declaración no alcanzan, ni mucho menos, para revertir decisiones ya tomadas al respecto, ni resulta creíble que la ciudad de Buenos Aires esté dispuesta a desprenderse de los restos de uno de sus hijos más amados, más allá del remanido argumento de la ingratitud de los porteños reflejado en la soledad y la pobreza del prócer a la hora de su muerte.

Con fundamentos históricos inobjetables en el caso que nos ocupa, la ciudad de Buenos Aires defenderá la permanencia de Belgrano en  Santo Domingo, y es probable que en el Congreso Nacional se presenten proyectos similares a los que prosperaron en 2014, cuando desde Corrientes se pretendía nada menos que trasladar los restos mortales de San Martín. De esta manera, el intento de homenajear a Belgrano, en vez de unir a los argentinos, fomentará conflictos y divisiones, contrariamente a lo que se pregona en los fundamentos del proyecto.

Ya se han pronunciado en contra de esta iniciativa importantes instituciones dedicadas a honrar la Memoria de Manuel Belgrano, como el Instituto Nacional Belgraniano, invocando la contradicción que implica el proyectado homenaje en relación con la voluntad claramente expresada por el homenajeado de ser sepultado en su ciudad natal.

Por todo lo dicho, la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, en cumplimiento de la función de ente asesor oficial de los poderes del Estado en los asuntos que le son propios, establecida por Decreto 5965/42, recomienda a los autores del proyecto y a las cámaras legislativas de la provincia, la revisión del homenaje planeado y su sustitución por otras expresiones que contribuyan al mejor conocimiento del legado belgraniano.

* Historiador. Miembro correspondiente de la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe