Historiadores y otros hombres y mujeres de la cultura en el barrio de Caballito

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En el bicentenario del origen de ese sitio, el autor registra aquí los domicilios de quienes hicieron de la Historia, las Letras y otras disciplinas el objeto de su pasión.

Me han pedido una nota como presidente de la Junta de Estudios Históricos de la Recoleta para homenajear al barrio de Caballito en el bicentenario de la compra de los terrenos que dieron motivo a su nombre debido a la veleta que se instaló con esa figura en la mítica pulpería.

Hablar de la historia del barrio nos haría caer en lugares comunes o temas conocidos, y creo que es necesario rescatar a algunos vecinos ilustres que fueron figuras destacadas en los temas históricos.

Don Rafael Alberto Arrieta vivía en la calle Florencio Balcarce 80. Docente en la Universidad de La Plata, académico de número de la Academia Argentina de Letras desde 1932, colaborador en La Prensa y otros medios, reconocido bibliófilo, además de la “Historia de la Literatura Argentina” escribió numerosas obras, una de ellas una biografía del patrono de su calle, que según relató era el que correspondía para un escritor ya que antes se llamaba África, y fue con su libro el que influyó en esa denominación.

En ese pasaje, en el número 17, tenía su departamento el doctor Arturo Frondizi, que gustó de los estudios históricos y dejó algunos recuerdos de su relación con figuras como John F. Kennedy o Paulo VI. También en el N° 15 vivió Conrado Nalé Roxlo, que, aunque no incursionó en la historia, fue una figura relevante de las letras. Y también el doctor Vicente Osvaldo Cutolo, que dejó numerosos trabajos dedicados al pasado de la Ciudad con la historia de sus barrios o el significado de la nomenclatura porteña; todo esto sin dejar de mencionar el famoso “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino” en siete tomos, obra de consulta casi imprescindible para los investigadores e interesados en conocer la  vida de los protagonistas del período que va de 1770 a 1930. Su obra “Historiadores argentinos y sudamericanos” de 1966 nos sirvió para ubicar algunos datos.

En la calle Beaucheff 229 vivía don Fermín Estrella Gutiérrez, docente y académico de letras que si bien no fue historiador en sus trabajos sobre la literatura argentina no dejaba de tratar los tiempos de los personajes, y sus manuales para colegios secundarios también fueron señeros en el conocimiento de las letras del país y de la lengua española.

La avenida Rivadavia tenía como vecinos en el 4795, en el 2° B, a don Rosendo E. Michans, docente de larga trayectoria, secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires en 1956, miembro de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, director delegado del Museo del Cabildo y director de la Casa de Ricardo Rojas en la calle Charcas al 2800. También fue autor de interesantes trabajos sobre temas históricos y literarios y ameno expositor.

En el 5254 de Rivadavia, en el 4° piso, residía el profesor José Carlos Astolfi, reconocido docente, autor de los famosos textos de Historia con los cuales estudiaron la mayoría de los alumnos del colegio secundario durante virias décadas, que era miembro de la Academia Sanmartiniana, autor de la “Historia de la Escuela Nacional de Profesores Mariano Acosta” y colaborador en La Prensa, el Monitor de la Educación Común y varios medios más, además de destacado conferencista.

En la calle Ambrosetti 84 vivía el matrimonio de Américo Ghioldi y Delfina Varela. El primero, dedicado a la docencia, pronto apuntó a la política y se afilió al Partido Socialista, escribió algunas obras de historia y fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Fallecido en 1984, su último cargo público fue el de embajador argentino en Portugal desde 1976, durante el gobierno militar. Su mujer, Delfina Varela Domínguez, era maestra y profesora de Letras, colaboró como su marido en La Prensa y La Vanguardia y escribió una biografía del canónigo Juan Ignacio de Gorriti.

En el primer piso de Emilio Mitre 419 vivía Luis Soler Cañas, un historiador revisionista con publicaciones en el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, autor de “San Martín, Rosas, y la falsificación de la Historia”. Con José Gobello escribieron en 1961 la “Primera Antología Lunfarda”.

Arturo Richieri vivía en Pedro Goyena 1630. Médico graduado en 1930, le interesaban los temas vinculados con la historia de su especialidad y, muy especialmente, con la genealogía al punto de que llegó a ser miembro vitalicio del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas.

La profesora Josefa Emilia Sabor fue una autoridad en materia de bibliotecología, autora del “Manual de Bibliotecología” en 1951 y del “Manual de Fuentes de Información” en 1957, primera obra en español sobre fuentes para la referencia cuyas numerosas citas fuera de texto abrieron al estudioso grandes posibilidades en la búsqueda de datos históricos y de informaciones y bibliografía complementaria. Vivía en la calle Formosa 523, 5º Piso.

En la calle Rosario 541, 4 E, vivía el doctor Augusto Raúl Cortázar, abogado que pronto abandonó los códigos para dedicarse con fervor a la investigación de nuestro folklore. El Museo Etnográfico, la Escuela Nacional de Danzas y la Universidad Católica Argentina, a través de un grupo de estudio que dirige su discípula, la doctora Olga Fernández Latour de Botas, recuerdan en forma permanente su legado y son algunos de los lugares donde desarrolló su actividad. Mereció el reconocimiento por su labor de sociedades folklóricas de Uruguay, México y Perú, además de ser miembro de la Academia Nacional de la Historia y colaborar en la Argentina de Letras. Sus publicaciones y artículos fueron un valioso aporte al conocimiento de nuestras tradiciones.

Vecino de la calle Méndez de Andes 24 fue Juan Ángel Farini. Nacido en 1901, siguió la carrera de Medicina, que era la de su padre, pero abandonó los estudios a poco de llegar porque en su hogar la pasión por los libros y la Historia le había ganado a las ciencias de la salud. No le habrá sido grata a su padre esa decisión, por una parte, pero por la otra debió enorgullecerlo porque había abrevado en la colección particular de libros, diarios y documentos que atesoraba y eso lo hizo destacarse. Desde 1924, en que ingresó al Museo Mitre, permaneció en esa casa, a la que entró como escribiente y fue un sobresaliente funcionario de carrera que llegó a la dirección, que ocupó hasta su fallecimiento en enero de 1972.

Juan Farini, director del Museo Mitre hasta su fallecimiento en 1972.

Miembro de la Comisión Nacional de Museos, del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, de la Academia Sanmartiniana y de la Institución Mitre, escribió más de veinte bibliografías, varios trabajos y dos obras de importancia, la “Cronología de Mitre”, y su mejor legado, el “Índice de la Gaceta de Buenos Aires”, en el que reveló conocimiento y años de intensas lecturas.  Tuvimos el gusto de conocerlo en aquellos años, generoso con los jóvenes que nos acercábamos a la Biblioteca y el Archivo del Museo, que conocía como nadie. Entonces la Academia Nacional de la Historia todavía sesionaba en la casa de Mitre, donde se desarrollaban sus sesiones públicas, y muchas otras instituciones como la Academia Nacional de Geografía, la Asociación de Descendientes de Guerreros del Paraguay, el Instituto de las Islas Malvinas, el Instituto Gascón, el Instituto Rivadaviano, el Instituto Moreniano y otras tantas entidades realizaban permanentemente actos; el Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades organizaba magníficas exposiciones, por lo que los salones y el salón de actos del Museo Mitre eran una permanente cátedra de difusión de nuestro pasado.

Estos hombres, para mencionar a los que en este momento vienen a mi memoria, quedando sin dudas otros para recordar, vivieron en el barrio de Caballito, que en estos días celebra el bicentenario de sus comienzos. Quizás alguna vez una pequeña mayólica en la puerta de esos edificios deba recordarlos, tarea para la que la Junta de Estudios Históricos del barrio ya tiene un aporte con estas líneas.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación. Presidente de la Junta de Estudios Históricos de la Recoleta

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