Análisis y modelos predictivos contradicen a todas las encuestas que dan triunfador a Joe Biden. Aquí, los planteos sobre por qué podría ganar nuevamente el actual jefe de la Casa Blanca.

No hay ninguna encuesta que avale hoy la idea de que Donald Trump vaya a imponerse en las elecciones que se realizarán en tres semanas en Estados Unidos y luego, gane también en el colegio electoral, condición fundamental para continuar como inquilino de la Casa Blanca.

Según resalta el sitio Memo, hoy es el demócrata Joe Biden el emergente de la campaña electoral en medio de la pandemia y a cuyo “inminente triunfo” le cantan loas con mucha facilidad. 

Sin embargo, algunos pronósticos lo dan triunfador a Trump en una especie de “voto vergonzante” como el que la Argentina conoció en 1989 con el “yo no lo voté” a Carlos Menem.

El politólogo Helmut Norpoth advierte que Trump derrotará a Biden el 3 de noviembre. Le da al actual presidente un 91% de posibilidades de triunfar en esos comicios con un margen inequívoco de 362-176 en el Colegio Electoral. La apreciación se contrapone a muchas encuestas que no perciben que Trump vaya a repetir otro mandato en la Casa Blanca.

Con su “modelo primario” Norpoth ha acertado cinco de las últimas seis elecciones presidenciales. Asimismo proyectó el resultado correcto en todas menos dos de las últimas 27 contiendas, según reseñó The American Spectator.

Este modelo, que se enfoca en las primarias, es la diferencia clave con los basados en encuestas de opinión. Se trata de una representación estadística de las elecciones presidenciales estadounidenses basada en datos que se remontan a más de un siglo.

En 2020, este modelo proyecta que el presidente en funciones tienen 90% de posibilidades de ser reelegido de manera aplastante. Todo lo contrario de lo que anuncian la mayoría de las encuestas.

En una publicación de la Universidad Stony Brook, de Nueva York, se explica el trasfondo del análisis de Norpoth y Trump. Con su modelo solamente no acertó la elección de 2000 en la que George W. Bush derrotó a Al Gore.

Norpoth comenzó a trabajar en su modelo después de las elecciones presidenciales de 1992 y lo puso a prueba por primera vez en 1996. “Mi primer pronóstico fue la elección en la que Bill Clinton fue reelegido para un segundo mandato. En ese momento se consideró exagerado predecir una victoria de Clinton, estuvo bastante mal en su primer mandato”.

Por su parte, Andrew Hammond, en Arab News tomó en parte estas predicciones de Norpoth para dar por triunfador a Trump. 

El analista tuvo en cuenta que “el cambiante estado de ánimo político del país se mostró ya en febrero de 2016, cuando Trump y el senador socialista Bernie Sanders ganaron fácilmente sus respectivas primarias de New Hampshire”.

La dimensión de sus victorias, “que a muchos les habría parecido inverosímil sólo un año antes, mostró el atractivo de ambos candidatos percibidos como ‘externos'” al sistema y, por lo tanto, los rodeó la posibilidad de ser empujados por un voto antisistema que no detectan las encuestas. 

En la actualidad los demócratas no tienen a Sanders sino a Biden, que es más un representante del establishment o “Washington”, como se lo simplifica en los análisis estadounidenses.

Hammond, integrante de LSE IDEAS en la London School of Economics, planteó, a favor de la posibilidad de que Trump sea reelecto, que “las marcadas divisiones demográficas, ideológicas y culturales en el electorado parecen intensificarse en el momento en que la población estadounidense se ha vuelto más diversa que nunca. Aproximadamente uno de cada tres votantes elegibles este año será hispano, asiático o de otra minoría racial”, indicó.

Y agregó como fundamentación que “lo que subraya este profundo cambio demográfico es que EEUU está en una trayectoria para convertirse, probablemente a mediados de este siglo, en una nación mayoritariamente no blanca. Al mismo tiempo, hay un rápido envejecimiento del electorado”.

Si bien estas tendencias generales probablemente no ayudarán a Trump en las elecciones de este año, “dada su retórica antiinmigrante, no se puede descartar que su base radical de partidarios antisistema lo lleve a un segundo mandato en la Casa Blanca”, concluye Hammond.